Tuesday, May 23, 2006

Pepe pensando (3)

A los diez y seis todavía tenemos esa capacidad de bancarnos cualquier cosa que tienen los chicos y pasarle el fardo al adulto que seremos para que lo resuelva en terapia. Pepe hubiera estado más sorprendido si su discurso sobre el contraste entre la alegría del pescador y el horror del pescado hubiese sido bien recibido. La humillación era un terreno familiar. Lo peor fue que la mujer de Mani le palmeó el muslo como diciendo no lo tomes a mal. Por otra parte, la nueva mujer de Mani tenía unas manos irresponsables. Todo lo que movía era irresponsable. No se daba cuenta del poder que manejaba. Pepe había visto un documental sobre el problema de la basura: básicamente atacaba el mecanismo mental que todos tenemos de creer que cuando tiramos algo al tacho desaparece sin consecuencias. Esta mujer, según Pepe, pensaba que cuando se levantaba de la cama desaparecía y que sus movimientos, su perfume, su sonrisa, su mirada, su voz, su pelo, su aliento no generaban trastornos ecológicos en los demás hombres. Que te toque te hace sangrar pero que te toque con lástima para consolar al pendejo que quedó en ridículo te amputa la pierna.
Un uruguayo de edad entre la de Pepe y la de sus padres, amigo veraniego de la familia, seguía la conversación mientras jugaba con corchos, panes, cubiertos y escarbadientes a armar esculturas sobre la mesa. Tenía la típica manera de ser de algunos uruguayos que tanto nos gusta a los argentinos, despierto pero modesto, gracioso, gaucho, ingenioso. El tema de conversación se centró en Goyo, un veterinario de Lincoln, allí presente, tío segundo de Pepe, que había acompañado a unos toros a Francia y sacado dos primeros premios. El uruguayo hizo una escultura que con mucha gracia mostraba un toro de pan y escarbadientes apoyado como guapo contra un farol pero en vez de farol había una torre Eiffel, hecha con tenedores y escarbadientes. La obra provocó admiración, risas, comentarios y algunos imitadores. La madre de Pepe hizo una pareja de bailarines con botellas, servilletas y aceitunas. A medida que bajaba el vino la creación fue más libre en forma y fondo. Uno de los artistas usó a la gente y los hizo sentar según sus instrucciones para reproducir una última cena posmoderna que Mani fotografió con su Polaroid. Otro usó el mantel de la otra mesa para tapar esta como un cadáver. Se insinuaban las jarras, paneras ensaladeras, vasos y fue colocando algunas antenas de TV hechas de alambre para transformarlos en casas. Era una linda forma. Es una ciudad, dijo. Ciudad fantasma. Ha muerto de televisión. Cada una de esas frases provocó murmullos de admiración y con la última hubo risas y aplausos.
Buscando un cigarrillo en camperas del ropero de la entrada Pepe encontró la vieja gorra de Capitán y se le ocurrió una idea. Trajo la toalla que su padrino había llevado a la playa y la gorra. Colgó la toalla sobre el respaldo de una silla. Sobre el asiento vació las sobras de pescado de los platos, un asco. Y en una silla que puso espalda con espalda lo sentó al padrino con la gorra de capitán.
Todos miraban en silencio los últimos toques. Pepe dijo su título: el mar, percepción y realidad. Hubo alguna risa, entre los “uh!” un par de aplausos quizá nerviosos y un fondo de efectos sonoros medio borracho. Alguien preguntó qué era la toalla. Y Pepe se acercó a tocarla y dijo: es una escultura táctil, deben sentirla, ven que está húmeda… este es el indómito océano del capitán.

Monday, May 22, 2006

Pepe pensando (2)

Cuando asaron las corvinas, esa noche, con los padres y otros amigos, se habló de cómo las habían pescado. Era una noche despejada y el cielo estaba invadido de una cantidad de estrellas que en Buenos Aires no se animaban. El fresco nocturno de Punta del Este era ideal para comer afuera con un sweater puesto. Eran los años setenta y el padre de Pepe se quejaba de lo que había crecido Punta del Este, que ya no era lo que era. Alrededor del fuego todos estaban contentos y sin apuro. El padrino parecía un poco más respetuoso, ahora, después de reconocer las dotes poéticas de Pepe. Por ejemplo le pidió permiso con una mirada para contar que se habían bañado desnudos y para citar la frase dicha por él. Pepe estaba orgulloso pero también tímido. Todavía no confiaba del todo en este tipo capaz de descalificar a los coleccionistas. No sabía en qué momento saldría con una viveza de las suyas a costa de otro que bien podría ser Pepe.

Las corvinas estaban ricas. Alguien dijo que era extraño que la literatura hubiese abundado tanto en la descripción de paisajes, rostros, personalidades y no hubiese un género destinado a describir la experiencia de saborear unas corvinas como estas con el excelente Suter etiqueta marrón que trajo Mani. Están los libros de recetas, argumentó débilmente otro. Esos son, a la loa de este placer, lo que los mapas son a la descripción del paisaje. Hubo risas. Es que el poeta necesita describir el paisaje para hacerlo propio, mientras que a la corvina la hace propia al engullirla. Sin embargo se podría decir lo mismo de la mujer y el poeta incurre en los dos métodos de hacerla propia: la litera y la literatura. Más risas. No sólo eso, sino que hoy en día, con el cine hasta muestra cómo la hace propia. Claro, para poner la corvina al mismo nivel habría que hacer películas de gente comiendo. El otro día vi televisión por la mañana (ahora hay televisión a cualquier hora) y mostraban a tipos jugando al golf! Te imaginás? Qué puede ser más aburrido que ver gente jugando al golf por tele!? Reite, yo vi en Estados Unidos gente pescando por TV. Ya no saben qué inventar. Me has deprimido, dijo el padrino, es pornográfico. Y la frase logró el efecto buscado, todos lo escucharon. Adoptando su acento español dijo: Hay una felicidad cuando salta del mar el brillo de la pesca, cuando se siente jalar en las manos el peso del pez… hay un silencio sobre la mar, que es un silencio de adentro, porque Dios os está hablando y os dice tomad, esto es para ti. No se puede copiar el brillo del pez en los burdos puntitos de la pantalla de TV. No se puede dedicarle a ese resplandor milagroso tres o cuatro fotogramas que lo dejen expuesto para siempre como un cadáver sin enterrar. En ese instante Pepe recordó la escena del álbum. Sintió un relámpago de adrenalina y se encontró hablando en el silencio que los dichos del padrino habían dejado: Esa película es para mostrar en el otro planeta. Porque hay dos lecturas del mismo instante. El resplandor que es alegría en tus ojos, ese tironeo que es la antesala del milagro, en el otro planeta son el terror, el desgarro, la trampa cruel, la traición del anzuelo en el paladar que esperaba un bocado. Arrancado de su mundo silencioso y denso y llevado a esta nada donde se festeja su sufrimiento. Al pescado lo hacen cruzar la superficie del mar como a quien lo mandan al infierno: cruzó esa delgada frontera y es arrojado a un piso seco en el que no puede respirar, le apoyan una pata en la cabeza y le retuercen la boca para sacarle el anzuelo. Y no muere en el acto. Es una lenta explosión cuando chocan los planetas... Fue el padrino quien rompió el silencio que se formó esta vez. Levantando ceremoniosamente la copa miró a los presentes y dijo como un sacerdote pagano: ACOCHOPLA! Y estallaron las carcajadas. Pepe se sintió como el pescado que describía. Las risas no eran lo que correspondía a ese momento y no entendía ni quería preguntar. Hasta que oyó que Mani le explicaba a su mujer: son iniciales, A- co- cho -pla , a coger que chocan los planetas! Lo gritábamos en la secundaria…

Sunday, May 21, 2006

Pepe pensando (1)

A la salida de un café, en el que Marcel y Pepe se habían juntado sólo para tomar café y porque era una tarde de domingo vacía, Marcel, considerando si lo llevaría a la cama o no, le dijo qué hacemos. Esa es la pregunta, contestó él, y una vez más, como le pasaba cada tanto, se dio cuenta de que no hay manera racional de contestar una pregunta, que las preguntas no son objetos naturales sino tramposos abismos virtuales, dolores del tumor ya extirpado, ecos de lo que todavía no se dijo.

Mientras le decía vamos a casa un rato y se la imaginaba sacándose el corpiño sintió que toda victoria era una derrota.

Cuando era chico juntaba figuritas y las pegaba en un álbum. Un día un vecino que se iba a vivir a Portugal le regaló una caja enorme de figuritas y su álbum que estaba bastante lleno. Fue la primera gran felicidad de la que Pepe tiene memoria. La opulencia, la sensación de abundancia, de que los dioses nos aprueban, nos bendicen y nos riegan con fortuna, de que todo es posible. Al día siguiente de aquella felicidad el padre de Pepe jugaba al ajedrez en el living con un amigo que era el padrino de Pepe y Pepe entró con su álbum a mostrar al padre sus enormes progresos. El padrino había reemplazado la pieza de la reina por una fina copa de Drambuie que estaba bebiendo, y cada vez que la movía se tomaba un traguito. Era un tipo canchero. El padre se mostró interesado en el álbum y dio pie a que Pepe le contara que Miguel se iba a Portugal y le había dejado todas sus figus. En su momento Pepe creyó que, al igual que él, estaban impresionados por la prosperidad del álbum. Ahora comprende la fascinación que puede generar el entusiasmo de un chico. El padrino tenía ya la copa de Drambuie entre las manos y observaba a padre e hijo hablar sobre las figuritas. Cuando le pareció prudente intervino. Decime Pepe, le dijo, cómo conseguiste el álbum ese en que pegás las figus? Lo compré, había contestado Pepe, orgulloso de haber invertido sus ahorros en algo que estaba demostrando ser un éxito. Tenía alguna figurita pegada cuando lo compraste? No, contestó Pepe, dudando si el padrino se hacía el tonto o realmente no sabía nada de juntar figuritas. Y si se vendieran álbumes con todas las figus pegadas, no sería mejor? La idea irritó a Pepe que se limitó a decir no. Se sentía un poco incomprendido. Venga, dijo el padrino que a veces usaba modismos de español para hacerse el gracioso, que no es más que una pregunta. Explícame por qué no es mejor comprar la cosa ya hecha. A Pepe le disgustó decirlo pero no había más remedio: me gusta hacerlo a mí. El padrino sonrió como si juntos hubiesen logrado una victoria y Pepe se sintió mejor. Y te das cuenta de que cada figurita que pegás es a la vez un placer que tenés ahora pero uno menos que te queda para el futuro? Pepe entendió la frase pero no entendía por qué había que hablar de todo eso, así que no contestó. El placer del coleccionista está en acercarse a la completitud, pero si completa la colección descubre que no tiene nada, dijo el Padrino y su padre festejó la frase con un gesto y un brindis que ya excluían a Pepe. Sin embargo Pepe recordó todo el episodio detalladamente y a lo largo de su vida nunca dejo de destilar de él diversos pensamientos.

El padrino era un buen tipo y se ocupaba de contarle cosas y mostrarle algunas visiones del mundo diferentes a las que sus padres le mostraban. Pero Pepe tenía una leve sospecha sobre su lealtad. El episodio de las figuritas había terminado en una conversación con su padre que lo excluía. Lo había hecho pensar, pero en el terreno de él y abandonándolo al final. Siempre era así. Cuando Pepe conoció la palabra egocéntrico y le explicaron en qué consistía, se encontró pensando: bueno, debe haber muchos como mi padrino para que hayan inventado una palabra que los defina. A Pepe le daban ganas de ganarle en algo. Una vez ya adolescentes el Padrino lo invitó a pescar y fueron a una playa lejana y solitaria. Sacaron un par de corvinas y hablaron del mar y lo que significaba en la poesía. La fuerza, el infinito, el miedo, la indiferencia, la muerte. No hay experiencia como la de entregarse al mar desnudo, dijo el padrino. Y hablando come español le dijo, venga, tío, quítate el bañador y vamos al mar. Y allí fueron, como animalitos silvestres, a jugar en la eternidad. Al salir Pepe comentó: no se puede estar vivo sin sentir miedo…el mar te hace sentir más la vida y por lo tanto también el miedo. La frase impactó al padrino: Joder chaval! Te me has convertido en un poeta a los diez y seis!

Friday, May 19, 2006

Restorán

Anoche salimos a comer Simón,Mateo y su Papaf.
Nos llamó la atención que todos los autos estacionados en torno al lugar estaban rayados, abollados y chocados. Hasta que Mat señaló un cartel junto a la puerta que dcía: Valet Parkingson.

Wednesday, May 17, 2006

Para parar.

Para llegar a tiempo a la oficina tomo el 194 antes de que salga el sol, todas las mañanas sobre la avenida Los Etruscos, justo antes del puente.
Para llegar a la parada camino una cuadra y media sobre la avenida.
Paran allí unos cuantos colectivos y en las penumbras se ven algunos tipos semidormidos como yo, acorazados en sus sobretodos impersonales.
Para no mirarlos me distraigo observando los cuadros que se exhiben en una casa de marcos que está antes de llegar a la parada hasta que veo venir el colectivo.
Parecen indiferentes al frío, el humo, la hora, al malhumor, en su brillante fiesta de vidriera y tubo fluorescente.
Para fines del mes pasado apareció uno nuevo que me irritaba especialmente.
Para no mirarlo me concentré en los otros que ya conocía y eran normales, no como este que mostraba solo dos toallas colgadas en un rincón de un baño y más abajo parte del radiador de la calefacción, y nada más... una roja y la otra negra, gris y blanca, nada más.
Para no mirarlo hice grandes esfuerzos, porque podría haber dejado de ir a la vidriera, pero por el contrario, iba ahora con mucha más determinación, que a mí no me ganan tan fácil.
Para demostrarle que los otros me interesaban realmente hasta llegué una vez a perder un colectivo porque no quise salir apurado de mi gesto de observar.
Para qué me, pregunto yo, tiene un artista que hacer una estupidez semejante... qué nos importan a nosotros esas toallas sin gloria ni destino que a gatas obedecen la ley de gravedad pendiendo de un gancho cruel que se adivina bajo la tela y se intuye antiguo y desganado como el color del radiador? Para qué esos modelos de toallas que no tienen nada de originales, diseños burdos, colores usados, texturas de las que ya sabemos suficiente con haber tomado una ducha.
Parecido a una agonía fue lo que viví durante un mes, hasta que sacaron el cuadro y empezó la agonía real.
Para superar el impacto de que había desaparecido de la vidriera imaginé que lo habrían pasado al fondo del negocio y decicidí inmediatamente esperar que abrieran y comprarlo y hacer lo que debiera haber hecho el primer día: destruirlo.
Para el tiempo que salió el sol mi ánimo era un charco en el piso y un rato más tarde tomé la decisión: pegué la vuelta y me fui a casa.
Para no asustar a mi sorprendida mujer le dije que había surjido un viaje de trabajo, mientras preparaba la valija.
Para un viaje de trabajo te llevás todo eso, me preguntó extrañada. Para no darle tiempo a reaccionar esperé hasta llegar a la puerta antes de contestarle.
Parado en el umbral antes de cerrarla detrás de mí le dije:
Soy gay.

Tuesday, May 16, 2006

Te van.

Juarroz admitió que toda su poesía
caía
y la llamó vertical
Que las palabras eran una causa
perdida
y que estaba mal
usarlas para nombrar sus poemas
como esclavos castigando a esclavos
Números
(escuchá el sonido de esta: números)
fue lo que usó en la pila bautismal de sus
obras frescas, ajenas al ritual.


Pero en raptos de ilusión o de rabia
o de amor (qué importa la palabra?)
intentó explicar y poner orden
domesticar a esas fieras bravas
que alrededor de la cabeza
como moscas del pantano
le volaban.


Juarroz murió.


La palabras están buscando a otro.


http://www.enfocarte.com/3.21/poesia.html

Wednesday, May 10, 2006

Tiempo Chino

El ejército chino nos ataca.
No sabemos cuántos miles de regimientos lo componen.
Un sargento de barba gris dijo una noche, junto al fuego, que si pudiéramos matarlos a todos, antes de que terminásemos ya habría nacido, en China, otra cantidad igual de guerreros dispuestos.


En la batalla que me toca, enfrento a uno.
Nadie nace cuando mi espada choca con la suya.
Nada más existe ni ocurre.
La China está en peligro.

Monday, May 08, 2006

Milico sin balas se rinde... Escritor sin novedad?

La literatura es lo que se escribió hace un tiempo. No lo fresco. De ninguna manera puede llamarse antepasado al padre de uno que está lavándose los dientes en el baño. No es océano la humedad de la toalla que usé hace un rato al salir del mar y que ahora espera en el piso del lavadero.
Qué tiene que ocurrir para que se produzca el ingreso de eso que es un montón de letras recién paridas al reino de lo literario. Un difunto no es un difunto hasta que no lo enterramos. Mientras tengamos que cerrarle los ojos, llamar a la funeraria, velarlo y enterrarlo… mientras siga dando trabajo… es un cadáver, no un difunto. Hasta que no se haya enterado la gente y muera también en las conciencias de amigos y parientes es como si tuviera un tentáculo aún con vida.
A la literatura le pasa lo mismo. Este baile de palabras que buscan su silla… puede haberse quedado sin música y estar ya quieto… pero hay cierta tensión en los músculos de los bailarines… alguno puede querer cambiar de lugar a último momento… Si la palabras están frescas, todavía temblando… no es literatura.
Cualquier cosa que me ponga hoy para salir a la calle no es necesariamente la moda, sin embargo si me toman una foto, en unos años se podrá decir que así es como se vestía la gente en esta época. Qué diferencia hay entre los pueriles actos del momento y la historia que los suma?.
Una idea medio malparida escrita recién deja de ser un error para ser una curiosidad literaria cuando la han leído y transcripto y multiplicado en esa maquinaria que rodea a los escritores ya prestigiosos.
Escribir es estar vivo. Pero lo escrito, al poco tiempo abandona el bando de su autor, el de los mortales, se tiñe suavemente del color del papel leído, y se fosiliza. Pasa a ser literatura y ya no se puede alterar la combinación de sus signos. Es de una pieza. La caprichosa forma que adoptó esa noche el humor del autor no cambiará más. Todo cambia, menos eso, que si cambia deja de ser eso, la obra original. Hay un número limitado de letras, un número limitado de palabras, de oraciones… hay una sola literatura y no es infinita.
Cualquier computadora escribirá esto si le damos tiempo y un programa que la haga alinear signos al azar. Y también escribirá algún día algo más inteligente que demuestre sutilmente que esto está equivocado. La borgiana biblioteca de babel incluye obras que difieren en un signo, unas de otras hasta agotar las posibilidades. Y ridiculiza sin salida a quienes pretendemos escribir. Peor que ridículos, superfluos! Artesanos que copian con esfuerzo algo ya escrito. Ya escrito en forma idéntica y también en todas las versiones levemente corregidas que sean posibles.
Borges nos encerró en una claustrofóbica bolsa que se estira hacia donde nos lleve el texto, sin dejarnos salir nunca. Y lo hizo con una de las posibles combinaciones de letras que ya es un clásico. Un fósil. Un estático monstruo que como el esqueleto de un dinosaurio nos acecha y que ha creado suficientes fantasmas para perseguir al escritor a donde vaya.
Sólo nos queda el consuelo de dedicarnos en los ratos libres a una tarea más digna, como la de barrendero, por ejemplo, que permite jugar libremente con infinitas partículas de materia y arrojarlas con la escoba como si fuéramos Dios jugando a los dados en el universo.
Obviamente no todos pueden llegar a ser barrenderos. Sólo algunos lo logran. Muchos encuentran otras profesiones en que hay actividades tan ligadas al infinito como esa: el pescador, el arriero, el linyera, el fujitivo, el asesino serial. Son muchas, pero aún más son las personas que no dejan de multiplicarse. Y los buenos puestos no alcanzan para todos… hay quienes por debilidad de carácter o por alguna confabulación de sus enemigos se encuentran sin salida y caen en los bretes de otras bolsas que acorralan sus mentes: la filosofía, la matemática, la religión, las finanzas, la psicología o la misma astronomía que engaña a primera vista con un aparente promesa de infinito.
Las cosas que son secretas no son del todo verdad. Es lo que le ocurre a los movimientos subversivos de escritores que pretenden dar un sentido a la literatura independiente de el orden de sus signos. La derecha los acusa de actuar en secreto para postergar el desenmascaramiento de su absurda lógica fetichista. La izquierda dice que son el opio onanista que amodorra la revolución persiguiendo espejismos de liberación que no son otra cosa que la pelusa de su ombligo y que no es que se oculten sino que nadie los ve porque son insignificantes.

Pero a mi me consta que existimos. Somos un movimiento. Hemos revolucionado el problema porque no había revolución que pudiese aportar solución al viejo planteo. No nos ven porque han quedado en otra dimensión. Aferrados a la cubierta en llamas del viejo problema que se hunde en un mar de intentos fracasados y de letras. A los que fueron capaces de oírnos los trajimos al edén. Aquí está prohibido pasear un cuento sin correa y las novelas deben usar bozal en todo momento. Se capa a los poemas machos y las poesías andan con bombachita de latex.
Es decir, se ha puesto un poco de orden y uno ya no anda pisando metáforas en las veredas y las plazas. Los semáforos dejan pasar a los versos que rimen y los otros tienen que esperar. Hay asilos estatales para los finales felices y guarderías para títulos huérfanos. Los verbos tiene sus gimnasios y los adjetivos sus salones de belleza. Hasta hemos licitado una cadena de hoteles alojamiento para las yuxtaposiciones. A las redacciones publicitarias y otros imigrantes indocumentados se los identifica y devuelve a sus lugares de origen.
Lo que no se permite es mesianismo. De la casa del Cesar al trabajo y del trabajo del Cesar a casa.. Los que comenzaron a discutir si la literatura tenía alma y luego casi le permiten el voto son los culpables de todas las atrocidades ocurridas después. Al pan, pan… y vino el circo. La literatura del cesar no solo debe ser atea, también debe parecer atea. Alguno que fue atrapado usando un signo de interrogación como pararrayo fue enjuiciado y obligado a tragarse una palabra venenosa que desde entonces no figura más en nuestro diccionario. Eureka es la marca de una tinta y al que se lo pesque queriendo darle algún otro peso específico se lo ahogará en la bañadera.
Esta solución final para la raza literaria ha sido tildada de fetichista, materialista, atea, geniocida, exorcista y antisopa. Pero aún los que nos critican se beneficiaron de nuestra revolución moral. El libro opresor fue destituido de sus derechos divinos. Se excomulgó su infalibilidad y ya no tiene la papa trascendente en todo lo que dice. ¡Qué nos importa entonces que sea limitada o finita y que jamás pueda saltar el corralito de Babel que Borges imaginó que no imaginaba! Si no es la escalera al cielo que me importa que sus escalones sean pocos.
Hemos recuperado para nosotros, la vida. Los vivos somos los artistas y el arte debe hacer la cola con las aspiradoras y los alternadores. La literatura no se lleva el legajo hasta que no traiga el formulario completo y firmado con certificación de escribano público. Y me lo trae de vuelta intacto porque si no le labro un acta que la dejo hecha un abecedario gótico.
Yo te confieso que no imaginaba este regocijo. Desde que cayeron los mitos y hasta las obras de teatro respetan a la gente te confieso que he descubierto todo el resentimiento que tenía. Si supieras la cantidad de veces que me despreció… las migajas malolientes que me concedía con desdén desde el andén. Y yo entendía todo al revés.. estaba tan idiologizado que se lo agradecía. La veía más grande porque era difícil, porque me señalaba a los dioses y me metía el dedo en el ojo cuando yo miraba la luna.
Ahora cuando no entiendo a veces me da hambre y me morfo una hamburguesa y no te puedo escribir lo que son esas hamburguesas.
Por suerte.

Tuesday, May 02, 2006

Para quedarme

Esto que les voy a contar vino a ocurrir después de siglos de lucha entre la ficción y la realidad a ver quién superaba a quién.
Aparece este estúpido llamado Aranaldo Supuesto, y (con ese nombre, sí, con ese nombre!!) se propone superar a ambas.
Cuando empezó a escribir telenovelas en Venezuela se decía de él que le gustaban demasiado las mujeres. Hoy en día los rumores serían más freudianos y hasta se lo acusaría de gay no asumido. Era un playboy que aprovechaba su carácter de escritor de TV para voltearse a cuanta vedette y actriz pudiera. Pero pasaba por sobre las mujeres como huyendo.

Cerca de cumplir treinta y tres, en un vendaval narcisista, dio el salto a las tablas y empezó a escribirse un papel qué el mismo interpretaba. Como no podía competir en belleza con los galanes, al principio hizo que su personaje fuese querible por su nobleza y ternura pero al final se animó a escribir que las mujeres de sus ficciones se babeaban al verlo pasar. Si se lo permitieron a Jerry Lewis...- decía. Sin embargo no daba pasos en falso: desde hacía años que la realidad infiltraba su ficción de manera mercenaria. Llegaba a su escritorio un informe semanal detallando la opinión de los televidentes sobre cada cosa que habían visto en su telenovela e incluso sobre algunas que él se proponía hacer y que testeaba antes de lanzar. Miles de informes semanales anudados a su conducta como piolines de títere le habían borrado parte de su personalidad, por falta de uso. Tenía la iniciativa y la ambición, pero no ya tanto criterio, porque usaba el del público. Las mujeres que salían con él, del brazo y por la puerta de los artistas en dirección al restaurante y al hotel, creían que abrazaban al personaje noble y tierno. La confusión duraba tres o cuatro salidas y sucedía el fin del idilio. Al punto que una dijo entre lágrimas “estoy viendo otro canal!” El era a la vez ficción y realidad y por lo tanto superaba a una siendo la otra y a la otra siendo una y a todo el mundo siendo lo que nadie había sido nunca: una burbuja flotando en el rating antes de que ocurriera.

Creo que me ensañé con el tipo y lo pinté más boludo de lo que era. Tuvo sus crisis y se preguntó por el sentido de la vida y se preguntó qué era verdaderamente el amor. Hizo terapia varios años. Se humanizó, maduró y a los cuarenta y uno se casó. Dicen que por tercera vez. De las dos primeras nunca hubo noticias claras. Empezó a gozar con mayor intensidad de la vida. Y vinieron un par de casamientos más. Lo que le pasaba en la realidad siempre se reflejaba en las telenovelas, o viceversa. De ida o de vuelta, ficción y realidad se contagiaban y corrían parejas como vías de tren atornilladas a los sólidos durmientes de los informes semanales.

De su sexta mujer, dos años mayor que él se enamoró como un adolescente. Y ella le correspondió. Pero pasado el período de metejón, descubrieron que no tenían tema de conversión. La madre de ella era indígena boliviana, amazónica, guaraní. Y ella había heredado una sabiduría de la raza: no necesitaba ocupar el tiempo. A él en cambio le preocupaba no tener un proyecto compartido. Se avergonzaba del silencio y la inactividad… le daban miedo… le desteñían su autoestima.
El sexto fracaso fue el que más le dolió. Esta vez había creído en el amor… con qué fuerza podría enterrar esa creencia muerta si la fuerza la da el amor. Anduvo por ahí preguntando qué es el amor para ver si alguna definición nueva lo salvaba. Pero (hagan la prueba) nadie sabe definir qué es amar.

Una noche de borrachera, en Navidad, dijo que no se separaría de Hada. Que esta vez se separaría de sí mismo. Y lo estuvo repitiendo por ahí a distintos aduladores que lo trataban como si estuviese sobrio. Repetía para entender. Para ver si había alguna solución que pudiera exprimírsele a esa frase que había manoteado casualmente.

Hoy es Navidad. Lo has visto en TV y en las revistas pero es la primera vez que lo vez en la vida real. Se te acerca y te pide fuego. Le das. Te llama por el nombre de Prometeo (A Prometeo le comieron el hígado las águilas por darle el fuego a los hombres…) y después te dice: Yo quiero ser el águila que te coma el cerebro con una pregunta: En equis matrimonios me separé de la otra persona siendo yo el problema. Dame ahora el fuego de tu respuesta… cómo me separo de mí mismo?
Hace un silencio y agrega después de un mal disimulado eructo Para quedarme con ella.

Estás convencido de que digas lo que digas él le encontrará un sentido y una utilidad. Te sale espontánea una respuesta:



(entre los que ofrezcan propuestas se sorteará un viaje a Venezuela de ida, a pie, con visita autoguiada a la fachada del canal Venevisión en Caracas)