Sunday, December 09, 2007

Lo racional y lo otro.

Hay un planeta de nuestra galaxia llamado Ortseun, en que habita la especie Sortoson.
Los individuos de esta especie necesitan realizar ciertas tareas.
Son seres muy independientes y hasta egoístas pero una de estas tareas llamada otneimasac debe realizarse en parejas. Los Sortoson buscan entonces a un individuo con el cual realizarla. Hay dos tipos de individuos y deben realizarla con uno del tipo diferente al propio. A todos los sortoson les crecen unas cosas llamadas solep. Pero los de un tipo se ven obligados a arrancárselas o cortarlas en un acto que se llama nóicaliped a fin de ser elegibles por los del otro tipo. Si bien esta práctica es dolorosa, quien no lo hace no sólo no es elegido sino que es objeto de burlas y provoca repugnancia en miembros de ambos tipos.
A nosotros nos choca esa idea y nos parece injusta e inadmisible porque cuando nos la cuentan estamos funcionando racionalmente. ¿Por qué un bando debe avergonzarse de lo que les crece a ambos y estar obligado a extirparlo? Nos parece que si pudiésemos intervenir en el planeta Ortseun, liberaríamos a los oprimidos de esa práctica horrenda.
Sin embargo esa es solo la impresión de nuestra razón. Hay un gran cisma entre lo que nuestra razón puede manejar y lo que maneja el resto de nuestro ser.
Porque vivimos en ese planeta:
Para entenderlo hay que mirar de nuevo el primer párrafo leyendo las palabras en cursiva de atrás para adelante. El planeta Ortseun es el nuestrO y la ceremonia en que se arrancan los solep es la depilación.