Tuesday, August 19, 2008

Desde la Camilla

La señorita Gladys, maestra de 2do B que cuidaba ese día en el recreo, me acompañó hasta la enfermería.
Cuando nos vio pasar frente a su puerta el director dijo desde su escritorio
-¿Qué es esto Gladys? ¿Soldado herido?- Yo sonreí orgulloso pero tímido: no sabía hasta qué punto se me consideraba culpable de algo. La subdirectora también se paró a mirarme. Eran raras las situaciones en que eran varios de ellos y un solo chico. Hablaban entre sí en otro tono, más cómplice.
-Se cortó el brazo con un alambre del cerco. Creo que no es grave pero mejor que lo vea Irma ¿no? Sangraba bastante- dijo
Yo apretaba contra la herida el pañuelito que ella me había prestado y ya me daba un poco de miedo sacarlo porque seguro que se había pegoteado.
- Si, que lo vea Irma a ver si logramos que sobreviva- dijo el director y me guiñó un ojo después de mirarme unos segundos con cara seria. Pero yo ya sabía que era seria en chiste.
Y nos metimos en el cuartito de la enfermería que era la siguiente puerta y tenía un olor diferente, como si no fuese parte del colegio y allí rigieran otras reglas. Irma no estaba y la señorita Gladys me dijo que me acostara en la camilla y esperara y se fue a la oficina del director. A través de una puerta cerrada que daba a la oficina del director oí claramente que le decía a la subdirectora.
- Irma debe estar en la sala de maestros, ¿me voy a buscarla? ¿Me cubre en el patio un minuto?
- Vaya Gladys- contestó el director- acá desde la ventana le vigilamos el patio.
Y después se oyeron los tacos de la señorita Gladys todo el pasillo hasta que llegó al comedor y dobló hacia la sala de maestros. Los ruidos del colegio se oían distintos desde ahí. Tras las cortinas de la ventana, de vez en cuando, un auto perdido que se había metido en la cortada pegaba la vuelta lentamente en la rotonda y aceleraba para retomar su camino. Más lejos e inocentes, como las letras de un diario viejo, se oían los gritos del patio en el que yo había estado unos minutos antes.
- Le llegó esto, Doctor- se oyó decir a la subdirectora – parece que es del Consejo.
Hubo silencio antes y después de la apertura de un sobre.
- No…- dijo finalmente el director – es por los cuarenta años. Me invitan a una cena. Ya me había dicho informalmente Lozano. Como es el único que fue alumno mío lo mandan siempre de mensajero. Me confesó que le encargaron la compra de un reloj de oro y a él se le ocurrió que tal vez me gustaría uno de bolsillo de esos antiguos.
- Qué divino!
- Si…. Qué se yo…
- Bueno, digo, podría haber mandado a su secretaria y chau!.
- No, sí…el gordo se acuerda de aquellos tiempos.
- Usted dice que es el único al que le importa?
- No, no...
- Pero está bueno después de todo que a uno lo reconozcan
- Si… mi viejo decía que los regalos generalmente no están a la altura de las culpas que los generan
- Ay! qué pesimista!
- Sí, mi viejo era un anarquista resentido…
- Uy! Es hora!
- Y ésta? No volvió? Andá, tocá vos.
De nuevo se oyeron pasos pero con menos taco. Y en seguida el timbre que desde lejos llegaba desafilado al cuartito de la enfermería donde en cambio, mi respiración se oía más fuerte que en otras partes del colegio.
Al rato, un torrente sordo de pisadas y murmullos llegaba de los pasillos y cada tanto alguna maestra gritaba cosas como:
- He dicho que en silencio! O no me entiende señor Marcos Lubarsky?
- En orden! En orden! Los del fondo se pueden apurar?
- Alto! Mercedes y compañía se acabó el recreo! Les advierto, cuarto A, que no seguimos hasta que no se disciplinen!
Después se cerraron puertas de las aulas y el silencio fue total. La lastimadura me dolía un poco. Lentamente empecé a despegar el pañuelito para espiar si todavía sangraba. Me imaginé cómo le contaría todo esto a mamá.
Al lado se oyó de nuevo al director.
- La mandé al aula a Gladys. Dice que Irma no estaba.
- Entonces?
- Hablé con Don Lorenzo. Que arregle esos alambres y que antes de arreglarlos la busque a Irma. Debe estar enfrente. Este mes está dando una mano en secundaria porque la de allá tiene licencia. ¿Qué hora es?
- Y media pasadas… le va a venir bien el reloj de oro.
- En ese caso prefiero un swatch… que no me mate un chorro para robármelo.
- Y usted qué haría si fuera ellos?
- Con qué?
- Con los cuarenta años.
- Mmm
- Qué es ese gruñido?
- Qué haría lo mismo que están haciendo ellos!
- Cena y reloj de oro?
- No. Echarme.

(Continuará)

- Cómo?-dijo ella
- Si, me están echando… les cuesta pero allá van. Ellos que dedican al colegio un par de horas por semana sienten que tienen derecho a borrar mis treinta y cinco años de dedicación. Con un reloj. Y llenándose la panza en mi comida de despedida.
- No entiendo… usted tiene alguna información fidedigna? – no estoy seguro de que ella haya usado esa palabra, “fidedigna”, lo que recuerdo es que se puso mal y empezó a hablar en difícil y con la voz más impostada. Ahora, mirando para atrás, fantaseo que ese es el momento en que se da cuenta de que es cierto que lo rajan y que no va a poder vivir sin él. Por eso busca el diccionario de español avanzado… para agarrarse de alguna estructura formal. Para que estudió una? Para que logró una posición en la vida? Para que se lleven de un día para otro al señor Ruffa y declaren que no servimos para nada? Es obvio que lo van a echar! Es obvio que la vida es así. Y que si esto me agarra desprevenida es por que estaba viendo otro canal. Este señor Ruffa que traté de usted desde que entré es la persona que quiero tener cerca. Y eso no es posible si lo echan.
- A ver, Nena… “Fidedigna”? …- por primera vez en su vida, quizás, se dirigía a una persona del staff del colegio con este apelativo- A ver, Nena… – repitió- te alcanzan 35 años de estar mirando? De estar mirando con pasión todo lo que pasa? Conozco a este colegio como a la palma de mi mano…
Debo confesar que esto es una historia de amor. La subdirectora en ese instante se caga en el colegio. Invitamos al lector a que abandone sus ideales sobre educación y la siga: Carajo! Treinta y cinco años mirando y hace tres que me derrito a tu lado y no me ves? Y encima ahora suena la campana y se acaba el último recreo… y te vas a ser un viejo jubilado lejos de mí… Por qué no me animé? Por qué estuvo siempre el consuelo de trabajar a tu lado? Por qué no te agarré de la corbata y te colgué de un árbol hice todo lo de las películas eróticas?

En fin, qué me importaba a mí, que tenía un tajo en el brazo, lo que esta gente discutía?

Muchas veces me pregunté- dio Ruffa- cómo sería el final. Pero preguntarse y que la realidad te conteste son dos cosas diferentes. El hecho de que no lo digan es lo que lo hace más real, más inevitable… cómo te defendés de un enemigo que avanza sin declarar la guerra y que dice que viene a regalarte un reloj? Ruffa hizo una pausa estoica. Pensaba en el tema todos los días en sus largos viajes en tren, subterráneo y colectivo de ida y vuelta al colegio. No estaba más que repitiendo lo pensado cientos de veces.

fin.
(En realidad sigue pero si pongo continuará la bruja de flor me hace mierda a cometariazos)

Wednesday, August 13, 2008

el escalón

Me pregunto todo el tiempo cosas.
Todos los días.
Varias veces por día.
Como si creyera que quizá, esta vez, mágicamente, voy a encontrar una respuesta.
Hoy me pregunté por qué.
Por qué pregunto todos los días algo que no voy a contestar.
Entonces empecé a ver lo que soy como un producto del universo... es decir a entender el fenómeno humano como una porción de los átomos y moléculas del universo organizadas y animadas de determinada manera...una creación del universo. Parte de él (por que generalmente -que inocente soberbia- me ubico como observador y no parte).
Y entonces vino otra pregunta:
¿Por qué el universo me crea para preguntar algo que ya sabe y cuya respuesta no voy a encontrar?
Una vez más la mente humana va al banquillo de los acusados: tiene demasiados efectos colaterales adversos.
La representación que hace de su entorno ha servido para la carrera de la evolución de las especies y la obtención de alimento y eso, pero es un modelo inservible para el escalón siguiente.
Podríamos preguntar cuál es el escalón siguiente.
O subirlo.
Sospecho que arriba no hay preguntas.

Tuesday, August 12, 2008

Roncoroni negó

Te pasa algo? le preguntó la mujer.
Roncoroni negó con la cabeza
Tenés jaqueca?
De nuevo negó.
Estás con sueño…
Roncoroni negó.
Te puede haber caído mal el cerdo… mi vieja decía que no era bueno comer cerdo de noche.
Roncoroni volvió a negar.
Querés un uvasal?
Que no.
Dormí un rato. Es temprano. La mando a Ester a comprar la carne en bicicleta… no van a llegar hasta la una, una y media… querés que te cierre la cortina?
Sacudió la cabeza.
Te cebo unos mates?
Roncoroni negó.
A vos te pasa algo Papi… no me querés decir lo que te pasa?
El gesto dijo no otra vez.
Hablar muchas veces hace bien…
Roncoroni negó.
Bueno me voy a bañar. Si llama Nati decile que traiga una ensalada de frutas. Que para los chicos tenemos helados de palito.
Al rato sonó el teléfono. Era Nati. Quería hablar con su madre pero su padre le dijo que se estaba bañando. Y le pasó el mensaje de la ensalada de fruta.
Como su padre no estaba muy comunicativo, ya en tren de despedirse Nati pidió que su madre la llamara pero justo la madre salía de la ducha y Roncoroni le pasó el teléfono.
Qué decís, dijo la madre. Los chicos? Hacete una ensalada de fruta que lo demás lo tengo resuelto. Y traeme la fuente celeste que llevé con el budín de pan. No. No sé… no quizá le cayó mal el cerdo de anoche. No, fuimos a lo de Pascualini. Y qué querés, nena, que llame antes para decirles lo que tienen que servir… además el cerdo de hoy en día no es tan graso. Dicen que es como comer carne… Buen, que se yo, Nena, yo te digo lo que dicen. …Para mí que está con algún problema del trabajo, viste que a él no le gusta mucho hablar de su trabajo. Y es peor. Hablar muchas veces hace bien. …No, hace rato que no juega. Desde esa vez que medio se insoló que dejó de ir. Yo digo que venda los palos si no los va a usar, que ocupan lugar y juntan tierra. Bueno, Nati, tengo que ir a ver si hay carbón y mandarla a Ester a que compre la carne. Y sí Nati, si Papi no está con ánimo…. Pero mija la carnicería es la misma… mucha diferencia no puede haber. Te digo además que Ester es bien de campo eh, no creo que le encajen carne que no sea buena, para eso debe tener ojo…. No, le ofrecí un uvasal pero no quiere. …Vos decís? Pero Papi tiene cuarenta y nueve… crisis de los cuarenta algo atrasada sería.
Cuando cortó encontró que Ester había subido para retirar la ropa sucia y estaba hablando con Roncoroni. Le estaba explicando las virtudes de un te de yuyo que le había ofrecido, pero Roncoroni negaba con la cabeza.
Pero qué parte del cuerpo le duele? Insistió Ester y la mujer de Roncoroni intervino con tono de que las cosas ya estaban resueltas y no hacía falta más ayuda. La mandó a hacer las compras y por el pasillo le explicó maternal y confidente: es la época del año. Cansancio acumulado. Esa empresa para la que trabaja es una máquina de picar carne.
Yo lo veo que habla mucho en celular, señora, esas ondas radiactivas se acumulan en la sangre…dijo Ester
Quien sabe, andá, llevate la bici grande que tiene canasta y fijate si hay carbón. Creo que vas a tener que hacer dos viajes si no hay carbón.
Cuando llegó Nati fue al cuarto con la madre.
Claro es que acá está todo cerrado, el aire viciado es lo peor para la salud. Te abro la ventana papa:?
Roncoroni dijo no.
Pero entonces te saco alguna manta, Viejo, te vas a deshidratar!
La negación de Roncoroni fue la misma.
La hija y la madre se miraron y la hija dijo, Mamá, es un caso de mamitis aguda. Está queriendo llamar la atención. Te acordás cuando yo faltaba al colegio y él decía que yo tenía mamitis? Querés faltar al laburo mañana , Papá?
Roncoroni negó con la cabeza.
Se oyeron los pasos de Ángel, marido de Nati, que subía los últimos escalones diciendo Buendíiiiiia como para avisar que llegaba y no sorprender a nadie. Que? Están de huelga hoy? Rebelión en la granja? Es cierto que está enfermo, Roncoroni?
Roncoroni negó.
Artrosis?
No.
La hernia de disco?
Que no.
Claro. No, dijo, Angel , y prefiere que no le pregunte más! A mi siempre me pasa, no hay vez que ande con hemorroides que no me pregunte todo el mundo que mierda me pasa. Y si hay una cosa que te cae literalmente como el orto es tener que dar explicaciones en esos casos. No Roncoroni?
No, dijo Roncoroni.
Angel la miró a Nati y le dijo.: Che los chicos solos a bajo? MMmmm y tanto silencio, cagamos!, vamo, vamo que deben estar haciendo de las suyas!
Por la escalera le puso una mano en el hombro y le susurró: Se deben haber peleado no ves que no sueltan prenda, es algún quilombo entre ellos, bajemos para que lo arreglen a solas.
Si, yo creo que sigue viendo a la mina dijo Nati.
Naaaah, no hay por que saltar a conclusiones… La otra es que su edad podés empezar a tener problemas y hay mujeres que no te entienden fácil… Tu vieja es muy demandante… Decí que no me lo veo a tu viejo recurriendo a pildoritas, pero a mi tío el Viagra le arregló muchas de estas depresiones.
Chiiiiiiiiiiiiiiiicos!! Donde están? Dijo Nati después de mirarlo con cara de que estaba delirando.
Yo creo en el riders daiyest, argumentó el: La risa remedio infalible. En realidad es el sexo remedio infalible solo que no se animan a escribirlo en la revista.
Bueno dejale alguna píldora a ver si le gusta , dijo Nati.
Y Angel volvió para arriba metiendo una mano en el bolsillo.
Ronco, le dijo, no será “mejor sexo” lo que necesita usted?
Roncoroni negó con la cabeza.
Probó con Viagra, Ronco?
Que no.
No quiere que le deje un par de prueba?
Volvió a negar.
Angel puso cara de que si no se deja ayudar no puedo hacer nada…
A usted le gusta que estén todos pendientes de usted no?
No dijo Roncoroni.
Apareció la mujer y dijo que los nietos seguro que le levantaban el ánimo.
Angel dijo ah entonces es un problema de ánimo…? Usted está bajoneado?
Roncoroni negó.
Pero la mujer lo agarró a Angel del brazo y le dijo trae a los chicos vas a ver…
Al rato estaban todos alrededor de la cama como en los cuadros esos en que despiden a un moribundo.
Los tres chicos, la mujer, Nati, Angel, y Ester que entró a rendir cuentas y aprovechó para decir que era el polen de los plátanos, que a su padre lo dejaba de cama. No es así , señor?
Pero Roncoroni negó que fuese así.
Uno de los chicos dijo No es mejor que lo dejemos?
Y Roncoroni dijo sí.

Monday, August 04, 2008

Moneda en el aire

En un bar de Minesota o de Ohio vas a encontrar siempre al mismo tipo diciendo los mismos lugares comunes. La primera charla de borrachos te resulta divertida pero después te vas dando cuenta de que están todos fotocopiados. En Nueva York es al revés, lo difícil es que se te repita el personaje. No pueden copiarse aunque traten. El vértigo del recambio es como la frenética lucha de las especies en la jungla ecuatorial.
Y con el alcohol se diferencian más en vez de homogenizarse.
Sin embargo a este tipo lo encontré en un bar de Mineapolis, una vez que fui a una entrevista en las oficinas de Cargil.
El pasaje me había costado una fortuna y las entrevistas no sirvieron para nada y eso me pareció suficiente excusa para buscar un bar en el que borrar la semana entera.
Encontré uno que tenía esculturas y bibliotecas y sillones de segunda mano. Las mozas te miraban a los ojos y se sentaban a veces con algunos de los clientes a hablar de cine o literatura. Una de ellas era hija de colombianos y por lo tanto entablamos una conversación con cierta complicidad. Ella me presentó a Gus un tipo de alegría intermitente. Se le iluminaba la cara unos segundos y después venía la sombra más feroz.
Al segundo wisky le dije que era escritor. Al tercero le confesé que me interesaba como personaje. Que con sus dos caras era como una moneda en el aire.
“En el aire” repitió Gus, y yo solté una risita porque que me hubiese resultado más esperable que repitiera lo de las dos caras, sorprendido por que alguien le dijera tan frontalmente que de afuera se le veía así.
Un bombero ve muchas cosas, me dijo, pero esto de la cara alegre y triste me ocurre desde chico. No tienen nada que ver con mi trabajo. Tengo lo que se llama una expresión de descanso triste. Cuando mis músculos se relajan parezco sombrío. Pero es una ilusión óptica. ¿A usted le gusta la pesca? Hay pescados que tienen cara de enojados. Es solo nuestra ilusión, ellos no expresan sentimientos con sus caras, pero a nosotros nos parecen enojados. Solo nuestra ilusión.
Le permiten a usted seguir de bombero siendo alcohólico? Le pregunté.
Si, dijo. No está oficialmente declarado. Somos varios los que bebemos mucho. Rara vez se nota en nuestro trabajo. Otros faltan por gripes o lumbalgias.
Si le pidiese que inventara otra explicación para sus dos caras, ¿qué me diría?
Tomaría lo que usted dijo de la moneda en el aire. Hizo una pausa tan larga que terminé ofreciéndole otro wisky. Aceptó y entonces volví a preguntar.
Me dijo que de joven había jugado al espiritismo con una copa sobre una mesa. Todos ponían sus dedos sobre una copa invertida y había letras en la mesa. La copa se movía de letra en letra. Generalmente iba hacia el si o hacia el no.
La sensación es parecida, me dijo, a cuando los bomberos estamos atajando a la gente que se arroja desde un edificio en llamas. Estuve en el incendio de una torre en que salvamos así a ocho personas. Otras treinta y una impactaron contra el piso y murieron. Seis o siete porque no llegamos o calculábamos mal y caían junto a nosotros… un par se quebraron en el borde mismo del aro que sosteníamos. Caían en silencio, como si ya hubiesen muerto antes de impactar. Como si el vértigo les hubiese arrancado el alma.
Cuántas veces ha estado usted en una operación así? Pregunté
Una sola.
Una sola?
He estado en simulacros y me han contado de otras.
Aha.
Y hemos estado en varios intentos de suicidio pero las personas desistieron. No se tiraron. En los incendios la gente no puede pensar.
¿Le gusta a usted su trabajo?
Mire son dos cosas distintas: mi trabajo tiene jefes, amigos, problemas internos como cualquier empresa, nos va bien, mal, y todo eso. A veces somos realmente útiles a la comunidad. A veces visitamos colegios para enseñarles a los chicos algo de prevención y que vean el coche bomba y se prueben el casco… Somos respetados y hasta admirados y sabemos que eso es así. Lo de la moneda en el aire me podría haber pasado en cualquier otro trabajo. Antes el alcohol la hacía desaparecer. Por eso empecé a tomar seguido. Lograba la sensación de ser otra persona.
¿No tienen ustedes ayuda en ese sentido? ¿Un programa de manejo de stress, terapia de apoyo, algo?
En otros estados se hacen esas cosas… acá no creemos mucho en los psicólogos… se probó pero no dio resultado. La muerte es la muerte no importa lo que te digan.
¿Tenés miedo a alguna cosa? pregunté
Yo no lo llamaría miedo, pero hay una cosa que me quita la felicidad por varios días.
¿Qué es esa cosa?
Cuando estoy haciendo el amor con una mujer y se me cruza la idea de que sus gritos de placer son en realidad los gritos que quedaron debiendo dos de aquellas mujeres que cayeron en silencio, pegaron contra el borde y se partieron la espalda. El placer y el horror se expresan de forma bastante parecida. Y yo soy el mismo que estuvo en los dos.
Tomo dos tragos.
Me lo banco, ojo, que puedo con esa idea y otras peores. Puedo sobrevivir a eso.
El aliento de Gus me pegó en la cara con fuerte olor acre.
Pero no me gusta que me lo hagan, y yo sé que es alguien que me está mandando esto.

La cara se llenó súbitamente de alegría y palmeándome el hombro dijo:
¡A quién le importa, yo pago el próximo!
Parecía un mal actor.