Thursday, March 15, 2012

Doha, Qatar y más allá la innundación

Estoy en Doha (Qatar) que es una de esas ciudades hechas de petrodólares. Me han alojado en un hotel cinco estrellas y me tratan como si fuera el sultán de Brunei. Al demorarse el vuelo por mal tiempo en Brasil, tuve que esperar 5 horas en Ezeiza y perdí mi conexión en Qatar con lo cual salgo 24 horas mas tarde y haré un tour de la ciudad mientras espero. Entre que volé en primera a todo lujo árabe, me tratan como si fuera Frank Sinatra, la confusión del cambio de horario, y que no funciona la mitad de mi cerebro (mi celular), estoy en un trance psíquico como si un tornado me hubiese arrancado la personalidad y me fuera paseando por las vidrieras de un shopping de vidas alternativas. Es muy extraño que la gente te trate como si fueras muy importante sin conocerte. Hay mucha gente en Qatar que se dedica a hacerte eso. Me mandaron desde el aeroputo al hotel en un ómnibus que en vez de asientos tenía sillones de terciopelo. Iba yo sólo. Hasta el bus me acompañó una señorita para que yo no tuviese que cargar por mi mismo mi…pasaporte. Cuando bajé a desayunar se me acercó un representante del hotel ver si necesitaba algo y en su actitud quedaba claro que si no lograba mi felicidad absoluta sería ejecutada al amanecer en el desierto árabe. Sin embargo… estamos acá reunidos los que estamos en Qatar, por una especie de azar que se llama petróleo. No creo haber tratado conalguien que sea de acá. De Sri Lanka, de Libia, de India, de dónde le pidas…pero se les ve el piolín que los conecta con otro lado, como a títeres. No están tejidos entre ellos y yo menos que menos. Es un país escala. Una sociedad en tránsito. Una puñalada que mata por lo superficial. Porque no queda más que proyectar la idea y destapar la obvia conclusión de que la estadía en cualquier lado es una mano de pintura.

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