Tuesday, August 08, 2006

Autopsia del Norte

Hoy no voy a inventar nada porque tengo el seso lleno, compacto, de una realidad que me entró esta mañana y no dejó espacio.
Volvía de San Nicolás por la Panamericana cuando llegando a la Capital, a pesar de los cinco carriles, el tráfico se puso lento como la última escena de una película, justo antes de los títulos.
Iba por el carril de la izquierda junto al muro bajo de hormigón que separa a los que van rápido para un lado de los que van rápido para el otro. (Eso es raro, lo único que diferencia a unos de los otros es que unos van mientras los otros vienen. Y lo único que une a los que van, entre ellos, es esa abstracta dirección en común)
Más lejos de la ciudad, dónde la autopista pasa sin ver el pueblo de Escobar los carrilles son dos y entre la ida y la vuelta hay un guarda rail de metal y una franja de pasto. Fue por ahí que yendo a San Nicolás, dos días antes, vimos un tumulto con luces y señales y al pasar, junto al guarda rail, boca abajo, con la remera levantada para cubrirle la cabeza, un cuerpo de un tipo joven. Mis hijos estaban en otras partes, pero igual me quedé pensando. Ver un muerto siempre es ver un muerto.
En San Nicolás hicimos un fútbol, comimos asado, jugamos con el perro, charlamos con la parentela, dormimos, desayunamos y todo eso. Y después nos volvimos. Dejé a Maribel y Santiago y me vine sólo por la Panamericana.
Ffue entonces que llegando a la Capital el tráfico se puso pesado y los objetos, ahora en cámara lenta, se mostraron más nítidos.
Entonces vi unas huellas de frenada en el pavimento que se dirigían hacia el murete divisorio de concreto. Donde terminaba la frenada el auto había impactado de lleno pero apenas había dejado una mínima marca que parecía haber querido trepar la pared con la gracia de un buey.
La marca tenía el color y la forma de un fantasma. El impacto había sacudido del cemento el hollín dejado por millones de autos. Pero la defensa no estaba dañada en lo más mínimo. Algún ingeniero habría elegido una fórmula de concreto adecuada para la función, y se había ido a casa a comer con su familia. Una mancha como esa talvez no sobreviviría a muchos meses de lluvia, hollín y vientos.
El tráfico se hizo más lento y empecé a ver las manchas más viejas, como atrapadas por el envejecimiento de la pared… a veces sepultadas por manchas nuevas. Huérfanas de frenadas ya que estas pronto desaparecían pisadas por el torrente de los autos subsiguientes. Como si su pasado inmediato la abandonara y la mancha quedara hecha un alma errante esperando su liberación.
Tuvimos que ir más lento y, a paso de hombre,las manchas me miraban a la cara.
Me decían con los ojos que en los rayones del cemento estaba el paragolpes, la puerta, los vidrios y mezclados con ellos el grito de horror y la edad de los chicos. Los equipajes de los muertos que nadie quiere tocar. La yerba del mate que se esparce en la autopista como polvo de galaxias. Una tras otras se ven las manchas del brutal beso. Son miles y miles. Una al lado de la otra. Por kilómetros. Encimadas sin pudor ni respeto. Y nadie nos lo dice. Es un complot.
Nadie se entera salvo que lea entre líneas el antiguo testamento y apague la luz.

6 Comments:

Blogger tazelaar said...

aaaah, es tremendo. yo ultimamente le tengo horror a las rutas y autopistas. la ultima ves que viaje, llendo a escobar a buscar quebracho, vi las mil frenadas que se perdian en el pasto y inmediatamente empecé a ver setentoso ( mi muerte tiene estetica setentosa)

6:24 AM  
Blogger tazelaar said...

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6:24 AM  
Blogger silencio said...

A pesar del cielo gris, la llovizna, el frío, lo que para algunos podría ser una tarde desapacible, no lo era para mí. Hoy no había sido un mal día, y si algo tuvo de torcido, David, el quiropráctico, lo terminó de enderezar con tres presiones fuertes sobre mi medula. Con ese espiritu liviano y disfrutando desde los ventanales de mi oficina la vista de los añejos arboles de Plaza San Martín, barridos tanto por el viento como por nubes bajas londinenses, me puse a leer los escritos de los amigos y me topé con este nubarron y resolví que no dejaría que me hiciera pensar...y después de escribir esto apago la compu.

1:03 PM  
Blogger Boy said...

silencio...los fantasmas se ensañan con los que huyen

3:06 AM  
Blogger silencio said...

soldado que huye puede seguir peleando...

12:13 PM  
Blogger tazelaar said...

che vagancia. trabajas bao latigo? come on papaf.

11:55 AM  

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