Saturday, December 02, 2006

Corriéndose hacia el interior del coche

Volviendo de una fiesta en colectivo me qudé dormido en el último asiento. En eso agarramos un bache o una cuneta y casi me caigo al piso. Medio dormido pero con los ojos abiertos trataba de enteder en qué barrio estábamos pero no reconocía nada. Yo era el único pasajero hasta que en ese momento subió un viejito con una varita mágica en la mano y vino derecho hacia mí. Pedí un deseo, me dijo con voz de mujer.
Que te metas la varita mágica en el culo y desaparezcas de aca, le contesté sin dudar.
En menos de veninte segundos mi deseo se había cumplido.
Cuando la realidad decide ser fantástica lo hace con una sencillez que jamas puede ser confundida con un milagro o un sueño. A la mañana siguiente y por muchos días me vanagloriaba de haberme cagado en la tentación de elegir un deseo típico. Sentía que podría haber pedido cualquier cosa y tenerla... paradógicamente eso me hacía sentir rico y poderoso. La idea venía a mi mente todo el tiempo, cada vez más seguido, ante cualquier circunstancia, acompañado de una sensación de yo podría.
La cosa empezó a volvérseme obsesiva.
Hasta que un día me decidí y volví a tomar el 146 a las 3 de la mañana.
Cuando subió el viejito y me ofreció el deseo le dije: quiero olvidarme de que alguna vez te vi y de este puto asunto de los deseos.
Me lo concedió instantáneamente.
Así que tuve que inventar todo este cuento por que no me acordaba un carajo.

2 Comments:

Blogger tazelaar said...

yo le hubiese dicho que me meta la varita en el culo a mi. y que me gustara. despues me hubiese obsesionado de que me gusto solamente porque la varita era magica, y hubiese tomado el bondi siempre para encontrarlo y que me meta de nuevo la varita, pero que despues yo me olvide de todo el evento para vivir tranquilo. yo ahora, en mi vida, estoy tranquilo y soy un re macho, pero cuando me tomo ese bondi el culo me hace preguntas.

3:58 PM  
Blogger Mateo said...

veni que te cumplo el deseo

7:14 AM  

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