Hay una persona gritando
Hay una persona gritando afuera.
Pero no hay nadie adentro.
Los muebles quietos con sus manchas y su manera de recibir
la luz del farol de la plaza repiten una
y otra vez la misma quietud.
El pasto del jardín acepta el brillo de la luna y las
estrellas.
La persona grita.
Y el agua de la pileta no está del todo quieta porque hay
una brisa.
Y se mueven un poco las ramas de los pinos.
No hay nadie en casa.
Ni la gata, cuya comida espera en su plato, inmóvil.
Arranca la heladera.
El cielorraso y la mesa se miran en silencio.
Hay un montón de libros cerrados.
La cocina con su boca seria y las cacerolas vacías apenas
repiten el brillo verde del reloj y la hora que el microondas cambia cada tanto, como quien pestañea...
Y la persona vuelve a gritar.
Hay un auto en la puerta, cocodrilo
dormido pero alerta.
Y hay una calle de cemento seco.
Y una plaza, y un barrio, y una ciudad. Y un río. Y más allá
un mar que es curvo como el planeta. Y un cielo que abraza al mundo. Y un
infinito de silencio.
Porque no hay nadie.
Afuera una persona ha dejado de gritar.
1 Comments:
La Tierra sin humanos.
Precioso post. Zen, visto como desde una interdimensión.
Me da lástima arruinarlo con un comentario, y me callo.
Post a Comment
<< Home