Saturday, April 26, 2008

Garfios

Entre la palabra y el objeto que nombra hay una conexión de la que nadie se hace cargo.
Ni siquiera el Estado o la Iglesia.
Puedo adherir a la irresponsabilidad de la masa y lavarme las manos. Con la primera palabra que aparece sobre este papel, no tengo parentesco.
Pero cuando armo una frase… Ahí todos me miran. La particular constelación que une esas palabras, hasta entonces sueltas y públicas, me incrimina.
En un hecho misterioso la palabra pública se hace privada, particular, personal y viva. Por menos magia que esa inventaron los papas la palabra transubstanciación.
Quedo en la telaraña que tejo. Estaré allí cuando caiga un lector desprevenido.
Ver como se animan las piezas inertes es enterarme de que hay vida antes de la muerte. Lo sintió, seguramente, un hombre como yo, en una caverna, cuando pintó su mano sobre la piedra.

Puedo elegir palabras, como estrellas en el firmamento, y unirlas con mi tanza de renglón. Maravillarme al ver las formas que ilumino. Y saber, como ya supo Platón, que allí estaban, siendo siempre lo que son.
Puedo escribir poemas, cuyos sonido caiga como una hoja de otoño en el silencio y no se vuelva a repetir.
Puedo tocar, con las palabras, cosas lejanas y desconocidas.
Puedo desatender lo que no nombren.
Sí, podría hasta huir.

4 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Con un grado de responsabilidad impresionante, abri para comentar este hoy, porque ayer la alegria de saber que otro/a Ingouville se asoma, me limitó cualquier tipo de comentario. El problema es que hoy también! Enternecida aún (y para siempre)por el orden de las cosas y aplaudiendo que se den mas hijos a los buenos Padres, me declaro nula hasta nuevo aviso. Flor

4:44 AM  
Blogger Boy said...

Mea largo

Papaf (remixado)

10:43 AM  
Blogger Boy said...

perdón! error de tipeo:
quise decir Me alegro!

10:44 AM  
Anonymous Anonymous said...

Dios hizo a la flor y le salió tan bien que se embaló e hizo a la Florencia
papaf

12:29 PM  

Post a Comment

<< Home