Duelo alegre previo.

Lo peor de la frustración es la frustración.
El cambio de planes.
Tener que parar y perder todo el envión que traía y aceptar que no estaré allá.
Ponerme a inventar otra manera de vivir diferente a la que estaba dispuesto a enfrentar.
Si uno de los dos debe ceder prefiero que sea la realidad.
O sea que insisto.
Con un rictus al costado del labio que es mala mezcla de rencor, disimulo, prepotencia, malcriadez, y orgullo despeinado, me niego a pisar el freno.
A la larga la ley de gravedad pone las cosas en su lugar y vienen el reconocimiento, el arrepentimiento y la aceptación.
Una vez que me llevé puestas varias columnas, un par de paredes, dos autos estacionados, la correa de un perro y medio pastel de cumpleaños. Cuando ya no tengo más remedio. Es un alivio y me creo muy sabio al ceder finalmente. Pero es un poco patético cuando, visto desde afuera, uno sabe perfectamente que va a ocurrir. Cualquier aprendiz de torturador conoce las etapas del proceso con deprimente precisión. Es por eso que amenudo con paternal cariño le recomiendan al torturado que no se fuerce a pasar por todo aquello innecesariamente.

Ahora algunos consejos:

Pruebe con el duelo alegre previo.
No es un producto químico y carece de contraindicaciones.
Consiste en dar por perdido todo como primer acto de gobierno que uno realiza en la mañana.
Desnudo y con la panza vacía uno se declara prescindente de cuanto haya y esté por haber que pueda tentarnos con ofertas atractivas.
Aceptaremos el deseo, pero al mismo tiempo el duelo de perder o nunca alcanzar lo deseado.
Que sea previo hace que pueda ser alegre por que es optativo. Que sea alegre le quita la frutración y le pataleo que el otro día me rompió el jarrón de la mesita del living.

Ante la pregunta lógica de cómo voy a estar igual de contento si logro lo que deseo que si lo pierdo responderemos con la misma lógica:
debes desear con igualdad de intensidad el duelo alegre previo por que es bueno.
Felicitarte tanto si logras como si no logras y permaneces inmutable ante la adversidad.

Todo partido es un empate y lo divertido es jugar.