Diario de la tortura
Mi amigo es de otro país latinoamericano, aunque hace mucho
que vive en Buenos Aires. No voy a decir qué país porque no quiero que empiecen
a adivinar quién es. Y porque para los efectos de esta historia casi cualquier
país es lo mismo.
-
¿Por qué nunca me lo habías contado? – le dije
-
Todavía no quiero habértelo contado. Los que estuvimos
sabemos que la gente no entiende nada pero sabemos que te discriminan... Por otro lado
contarte y decirte que es un secreto y que no lo podés divulgar es cargarte con
una mochila molesta que posiblemente no soportes mucho tiempo yse la pases a
otro con la promesa de que no lo diga a nadie.
-
Pero nosotros te conocemos…
-
Por más que me conozcas, José… desde ahora yo para vos seré siempre el amigo
tuyo que estuvo preso y para cualquiera a quien vos cuentes seré simplemente un
ex convicto.
-
¿ya te pasó con otros?
-
Ja!, a mi y a todo el mundo… es un lugar común mas
grande que una casa.
-
Pero lo tuyo fueron razones políticas ¿verdad?
-
Apología del crimen.
-
Ok, pero por razones políticas.
-
Una mierda, no, por ninguna razón. La apología del
crimen la hicieron ellos.
-
No entiendo. ¿No fue que vos publicaste algo?
-
Si. Publiqué un libro escrito por otro, en mi pequeña
editorial.
-
¿Y el otro fue preso?
-
No, murió en un accidente.
-
¿”Accidente”, entre comillas?
-
No sé. La derecha dice que si. Yo creo que talvez haya
sido un suicidio o un acto fallido de alguien que quería morir.
-
¿Ese era el autor del libro que publicaste? ¿Cómo se
llamaba?
-
Para qué… Prefiero no hablar de nombres.
-
No, digo… cómo se llamaba el libro, no sé… si se puede
preguntar.
-
“Diario de la tortura”.
-
¿A él lo habían torturado?
-
Paradójicamente… por eso se llama “Diario de la
tortura”. Cuenta su vida. Como llegó a ser torturador contra la guerrilla de
izquierda y la tortura que eso significó para él.
-
¡Uau! -
-
¿Qué pensás?-
-
No sé… me imaginé a vos y él hablando sobre los
detalles del libro a publicar… la tipografía, el diseño de tapa… no se me
ocurre cómo habla de esas cosas un torturador.
-
Ves boludo…?! Así es la gente… como vos.
-
¿Que pasa?
-
Son así, exactamente así, como vos!
-
Perdoname, ¿qué hice mal?
-
Sos miope… sos miope y tenés un solo ojo… un ojete,
tenés, ves mierda…
-
Ok…
-
Por boludez, por
boludez y pereza mental… ¿sabés qué es un prejuicio? ... es la fiaca de pensar… total
es más fácil pensar en un torturador que en una persona.
-
No lo dije en ese sentido. Me estás interpretando mal.
-
No jodas, José.
-
Ok, perdoname.
-
Joda, boludo…
-
Si, si. Te doy la razón. Mea culpa… Dejame que te
explique un poco: comparto lo del prejuicio. Justamente por eso es que me encantaba
la imagen del tipo este en un aspecto tan humano, hablando del gramaje del papel para su libro… el prejuicio… (y
allí te admito que como “la gente” yo también lo tengo) pero… justamente… el verlo al tipo, el
imaginarlo en su vida normal me ayuda a pensarlo como víctima y victimario a la
vez… te pido disculpas si dije algo que suene ofensivo o qué se yo… injusto…
creo que estoy tratando de verlo como persona… pero pido disculpas.
-
No pasa nada.
-
Me podés contar qué decía le libro… se consigue?
-
No, no se consigue.
Cuando estuve preso perdí todo y cuando me vine….
-
Ok, contame de que se trataba, no se, ¿podes?
-
Si… poder, puedo…
La historia es autobiográfica. La guerrilla secuestra a tres
ingenieros agrónomos extranjeros y a su intérprete simultánea, hermana del
autor, al que en esta historia llamaremos Rodrigo. Rodrigo es un profesor de educación
física que por entrenar equipos de futbol de las divisiones inferiores del
liceo militar conoce personas que lo relacionan con quienes están a cargo del
problema y se ofrece como voluntario para ayudar a encontrar y rescatar a su
hermana.
En un operativo militar, en el que él no participa, toman un
campamento guerrillero y rescatan a los agrónomos pero la hermana no aparece. Hablando
con los prisioneros para averiguar su paradero Rodrigo comete los primeros
maltratos. Le informan que uno de los comandantes se la llevó porque quería
alguien que hablara inglé. Los
prisioneros dicen no saber a dónde está ese comandante y Rodrigo empieza por
amenazarlos y termina usando electricidad para que le digan dónde está su
hermana. Se toma el trabajo de interrogarlos por separado en habitaciones
distantes y verificar que digan lo mismo para estar seguro de que no le
mienten. Finalmente lo consigue.
El diario se centra principalmente en el desequilibrio que
le genera la incorporación de dos cambios tan grandes a su vida: el secuestro
de su hermana y el transformarse en torturador. Se esfuerza por verificar a
cada momento que, puestos en la balanza, lo primero justifique a lo segundo. Que
nunca sea más grave la consecuencia que la causa.
Un año mas tarde han ocurrido muchas cosas y él ya es parte
de la organización que combate a la guerrilla. Ha perdido a amigos, su hermana ha
muerto de pulmonía en la selva, aún cautiva. Rodrigo se ha especializado en inteligencia, lo que significa
obtener y organizar información de los prisioneros para proveérsela al comando
en jefe. Tres años más tarde se firma la paz y se llama a elecciones. A pocos meses se publica el libro con un pseudónimo. Las elecciones las gana el
centro que paulatinamente es cooptado por la izquierda y en las siguientes
elecciones gana la extrema izquierda y muchos de los de derecha se exilian.
-
Hubo quien propuso que me torturasen para que dijera
quién lo había escrito. Y no les parecía absurdo. “Si él defiende la tortura, démosle
a probar su propia medicina”. Los diarios se referían a mí como “el publicista
de los torturadores”. Y nada de eso me
resulta incomprensible porque yo mismo pensé en pedirle al autor que me
contactara con alguno de sus amigos paramilitares para limpiar a los que me
estaban por meter preso. Somos de una
simpleza…. ¿Has oído hablar del cerebro
de reptil? Cuando flota olor a muerte en el aire y corre la adrenalina por las
venas entra en funcionamiento nuestro cerebro de reptil. Ataco o huyo. En la base de nuestro complejo
sistema nervioso hay un antiguo mecanismo para emergencias. El cerebro de
reptil. Ataco o huyo, pero rápido. La literatura no es para el frente de
batalla. No llega al cerebro de reptil.
-
¿A quién le interesaba que vos fueras preso?-
-
Creo que a nadie en particular. No era a mí al que
estaban juzgando. Querían condenar la idea de que los podía haber torturado un
ser humano. Y yo había publicado eso.
1 Comments:
fascinante!
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