Balcón mirando al universo
En el universo las cosas ocurren.
Y desde el balcón observo la inocencia de su devenir sin
albedrío, las leyes de la física infinitamente exactas. Supernovas, tsunamis,
desertificación, agujeros negros,
pestes, inundaciones, estrellas fugaces, quarks, neutrones y electrones…
obediencia pura.
Lo digo porque me he escapado del salón por un instante, y
estoy mirando las estrellas, aparentemente quietas en el cielo. Necesitaba
aire, o quizás otro trabajo. Durante la última hora y media noté cómo mi
cliente, borroneado progresivamente por el alcohol, su lengua cada vez mas imprecisa, avanzaba a
los tropiezos hacia descalificar mi trabajo delante de los directores de la empresa que me emplea, progresivamente
desconsiderado y progresivamente indiferente a las consecuencias que pudiera tener eso para mi.
En un instante sorprendí a uno de ellos mirándome y sacó la vista. Seguramente
evaluaba qué harían conmigo.
Los comentarios sobre el champagne, mi tan festejada
anécdota sobre esa marca japonesa, la corbata que compré para esta noche, el
trabajo que me tomé para elegir el restaurante y la mesa… todo eso tiene el
desolador aspecto de los restos que quedan sobre los platos sucios, la mañana siguiente a la fiesta... Me siento una cicatriz.
Mi mujer no quería venir y cometí el error de
insistir. No quiero ni pensar. Ya no tiene sentido volver a discutir sobre su padre y lo que
opina de mí, después de esto. De los
pocos motivos que tenía para seguir conmigo, va quedando sólo su falta de
iniciativa y la pena. No por mucho tiempo. Imagino la falta de expresión de mi
madre cuando le informe que se acabó. Mi hija mayor, otro tema que me supera.
No verá más a su hermanita, casi. Su tratamiento pasará al hospital público.
Y la oferta de trabajo en Chile…tarde… ya tienen que haber tomado
alguien. Necesitaré arreglar el auto
antes de venderlo o vendérselo al mecánico. En los dos casos pierdo plata. Y
conseguir trabajo sin auto es más difícil. Mi hermana podría prestarme uno. No
va a ser fácil. El perro se adaptará. Tengo que ofrecerlo como una cosa
temporaria para que acepten y después se encariñarán con él. La pecera la vendo en Internet con bichos y
todo.
¿Y este hijo de puta… qué dirá la próxima vez que nos
veamos…? ¿Se acordará de las cosas que dijo esta noche? ¿Notaré en los ojos de
su secretaria que le contó todo? ¿Tendré alguna chance de aclararle a ella por
qué pasó esto y que no me descarte como un looser? ¿Podré todavía invitarla a
ese café que una vez le ofrecí con alguna excusa de trabajo y que me prometió
para otro día?
Ya debiera volver… ¿qué estará diciendo este, aprovechando
que no estoy? Quizás se desdice, quizás solo era un mensaje para mí pero, después, a
solas con ellos les dice que estoy, en realidad, haciendo un buen trabajo, que
solo hay que ajustar algunas tuercas…
¿Desde acá se verá la mesa? Sí… ahí está. Uy, pero sólo
queda mi mujer. ¡Ay!… esto es patético… ¿cuánto tiempo estuve acá…? esto es
patético, patético. ¿Habrán ido al baño? No, por que las otras mujeres tampoco
están…
Y yo acá con las estrellas.
Tengo que recordar… Tengo que acordarme eso que entendí una
vez… que a pesar del traje, las palabras, los documentos, la cuenta de luz, la
alfombra de mi oficina, la deuda con mi hermana, la firma que le debo al
escribano, el tratamiento de Lucy, el club de exalumnos, el curso de venta consultiva,
la terapia de pareja, el conflicto con el consorcio, el terreno en Mar de las
Pampas, el telescopio, el acuario, la iglesia, mis suegros, los chicos que
entrenaba, la charla que le di a los de la asociación de padres, el mes que
rompí el record de ventas, la vez que fui jurado en la asociación de marketing,
la risita que me hacía la secretaria, el dominio del italiano y manejo de
computadora, el chocolate sin azúcar… a pesar de todo eso, ¿qué digo?.. ¡además de
todo eso!.. o quizás mejor: incluyendo a todo eso. ¡Sí, incluyendo a todo eso!...
soy como la lava que lentamente mana de la montaña: un producto obediente del
universo… a la orden de las leyes infinitamente exactas, no tengo que hacerme
problema, porque eso no me lo saca nadie, soy una parte del infinito cosmos…
aunque me muera. Aunque me asome por este balcón y me resbale y quede la duda
de si fue un accidente y, en más de uno, la culpa.
1 Comments:
Buenísimo!, el holomovimiento colándose en la conciencia ordinaria de un hombre común.
Patinando en la baranda del balcón estamos todos...
Post a Comment
<< Home