Al pasar por el presente
Al pasar por el presente me detuve un rato en un banco de la
estación y dejé olvidado el propósito de mi viaje en un infantil portafolios
marrón de cuero, detrás del respaldo, contra la pared que separa el antes del
después, sobresaliéndole apenas por la bragueta semi-abierta al ferroviario pantalón
azul del mes pasado, pero por suerte al
bajar del tren en que llegaba, un inspector de medias inolvidables se quedó
mirando los álamos, Madre, los álamos de Sevilla, viendo cómo los meneaba el
aire, en una actitud tan, tan, de mantra oriental, umbilical, onírico, diafragmático,
episcopal y casi muerto que dejó de latir todo, con lo cual el silencio y el
presente empezaron a verse como a través de un microscopio, antes de una catapulta,
después de un insulto, cosa a la que no estoy acostumbrado pero que puedo
aceptar. En resumen, al pasar por el presente puedo aceptar.
3 Comments:
Y se acepta mansamente el abanico entero de posibilidades porque uno ya sabe que a veces no hay postre.
Un día te crucé en ésa estación!
Genial, genial, genial, aplausos!
Finalmente volviste!
Llegué a los últimos renglones a carcajada batiente, qué lindo
aca te dejo un presente nuevo para que aceptes: boludo.
aca otro:
taz.
(de verdad me gusto el insulto intercalado en las opciones)
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