Sunday, September 06, 2009

La Cosa

- La cosa fue así…- dijo Martín mientras pinchaba una aceituna
- Qué quiere decir cosa?- interrumpió Nemo
Un tanto molesto por que la pregunta lo descarrilaba Martín lo miró, tenedor en mano, aceituna pinchada a veinte centímetros de su boca, mientras verificaba en sus archivos mentales si tenía una definición erudita de cosa para dejarlo chato. Como no la encontró, se preguntó si era que Nemo no entendía el uso de la palabra en esa oración o si lo estaba cargando y se merecía que lo matase con la indiferencia. Ante la poca respuesta gratificante a estas preguntas, antes de que llegar a una decisión, su cuerpo ya había hecho un gesto despectivo y emitido una frase después de la cual pudo ingresar la aceituna:
- ¿Por qué siempre tenés que ser tan hincha pelotas?- Y glup se metió la aceituna en la boca
- Me da cosa que me hables así…
- No seas pelotudo…
- ¿Qué hicieron anoche?
- Fuimos al teatro.
- ¿Qué fue lo importante ir o estar allí?
- No seas pelotudo…
- Es que cuando te pregunto que hicieron no pretendo que me cuentes lo irrelevante. Para eso podrías haberme dicho que estuvieron respirando.
- Es una forma de decir… ¿Qué parte de no seas pelotudo no estás entendiendo?
- ¿Forma de decir…? Me extraña que le quites valor a la forma como si no tuviera causas ni contenidos. Yo creo que se dice fuimos al teatro porque en el teatro desaparecemos.
- Claro… confabularnos con la ficción nos roba la esencia.
- Las cosas andan tan mal que la gente paga para desaparecer.
- Es el crimen organizado. Los empresarios teatrales prefieren que el país ande mal y hacen todo lo posible para llevar las cosas por mal camino, y como tienen muchos actores los hacen pasar por políticos y gobernantes para sabotear todo. De otra manera no se explica este fracaso interminable en manos de gente normal. Un afano. Pero el fin justifica los medios: viva el teatro.
- Hay otros motivos para robar. Yo robo por humildad.
- No seas pelotudo.
- Por humildad y desapego.
- ¿Qué robas?
- Sobre todo ropa. Pero he robado billeteras, comida, discos, libros, herramientas, cámaras fotográficas, lo que más me impactó robar fue una calavera.
- ¿Una calavera humana?
- Sí, el padre de un tipo que jugaba conmigo en Roket falos la tenía en la biblioteca.
- ¿Y por qué es lo que más te impactó?
- Ahí me di cuenta de que casi no hay diferencia entre robar y no robar.
- ¿Por?
- Por que era la cabeza de un tipo que ya no existía. O sea que ya no era más de él. Pero si no era de él, sin duda no era mía y menos del pelotudo al que se la robé.
- Epa epa epa… robar o no robar no debe ser tan indiferente ya que te tomás el trabajo de insultar a la victima para eximirte de culpas.
- Era un pelotudo, pero convengamos que mis viejos me criaron, como a casi todo niño burgués, inculcándome la fe en la propiedad privada, ese vínculo entre algunas personas y algunas cosas, intangible e inexistente fuera de la mente de los que comparten la fe y se enteraron de que tal cosa “pertenece” a tal persona.
- ¿Y cómo te afanaste la calavera? ¿Era una normal, completa… de un tamaño cómo… así?
- Sí, la metí en el bolso de fútbol.
- Así nomás…
- Sí. Bueno fue raro. Siempre que te afanás algo lo llevás con cierta conciencia, sentís el peso o el bulto, pero si encima es la cabeza de un flaco te impacta por dos motivos.
- ¿Te sentías culpable?
- No, Martín, todo lo contrario. La irreverencia es lucha por la libertad.
- ¿Irreverencia? No seas pelotudo… Lo tuyo es choreo liso y llano!
- Tenés razón, choreo liso y llano… gracias por devolverme a la fuente… a veces me pierdo un poco en ideas… lo que yo quiero es afanar sin anestesia. Qué placer!... No, ninguna culpa!
- Pero algo más habías dicho de la pobreza y el desapego…
- No pobreza no. Desapego y humildad.
- ¿Desapego? Desapego siente el que le afanás.
- Todos, hasta los canas. Lo sentimos todos. Y no sólo eso… es lo más cercano a ser uno con todo: El afano. Pocas cosas te hacen pensar tanto como la ruptura de la regla no robarás. O la ruptura de es mío. O la ruptura de los policías somos los que defendemos el vínculo invisible entre los ricos y sus cosas que inventaron ellos.
- Pero y entonces para qué laburás.
- ¿Vos jugás golf?
- No seas pelotudo.
- Contestame ¿jugás golf?
- Sí.
- ¿Y entonces para qué lees el diario?
- No seas pelotudo.
- Bueno me ibas a contar cómo había sido la cosa.
Y volvemos al principio. Salvo que la aceituna ahora es un carozo.

5 Comments:

Anonymous Victoria said...

La cosa es que está bueno esto que escribiste! Casi tanto como las aceitunas.

6:41 PM  
Anonymous Anonymous said...

La posibilidad de hilvanar una conversación real es tan precaria...
gracias por recordármelo.
Silvia

4:12 AM  
Blogger Rick Gotar said...

Muy bueno !!.Parecen un gallego y un belga. No solo está la irreverencia tambien esta Martín.Pino.

11:51 AM  
Anonymous Anonymous said...

Tá bueno...Ya sabés! Flor

3:19 PM  
Anonymous Anonymous said...

Genial!
A

11:36 AM  

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