Deslave

Estaba dando un curso hoy y se abrió una ventana con el viento y se volaron exgeradamente los papeles que había en varias mesas cercanas.
Con la cancha de profe experimentado fui a cerrarla sin interrumpir ni modificar el tono de lo que estaba diciendo... mientras pensaba:

ya nadie me escucha.

entonces dije algo con un énfasis especial para recuperar la audiencia y me di cuenta:

ya no me oían.

Junto a la ventana encontré la causa. Un hombre con luz rara, semidesnudo me miraba... no directo a los ojos sino como a la oreja derecha.
Su presencia había cambiado las dimensiones y los alumnos y yo eramos como dos sueños de diferenes personas superpuestos casualmente en una estación de subte.



Ahora, sentado en el cuarto del hotel, empiezo a darme cuenta con horror que nada de eso puede haber ocurrido como lo recuerdo.

Vino hace un rato Mary Foxter, la otra profe, y me preguntó cómo me sentía. Dijo que ella había seguido con el grupo y que podía ocuparse mañana.

Literalmente me liberó de mis responsabilidades y sugirió que me volviera a Buenos Aires.



He estado deseando un cambio en mi vida desde hace rato... Nunca me imaginé que este sería el cambio... Hubiera preferido abrir la puerta de la muerte... pero se ha abierto la de la locura.

Ya no sé quien seré cuando muera.