Sunday, June 24, 2007

Paradoja

El tipo no hace dos veces lo mismo.
Un mandato feroz de la infancia lo compele a ser creativo e innovar siempre.
Durante la adolescencia, el mundo, que se le abre como abanico, le facilita la renovación constante.
En la juventud desarrolla sus recursos y mantiene el invicto con ingenio viril.
Llegando a la madurez aprovecha el poder de la experiencia para potenciar el talento y sostener el éxito.
Al ocaso muchos caminos empiezan a confluir y las sombras de la posible reiteración se estiran frente a él como al final del día o de la batalla.
En un acto importante se ve enfrentado por una hoja en blanco que no le dice nada nuevo.
Un instante antes de que venza el plazo de entrega descubre que hay algo que para él seria novedoso, nunca hecho antes:
repetir.
Temblándole la mano realiza ese acto. Inventa algo que ya ha inventado antes.
Preparado para que el cielo se abra y oir su condena, lo sorprende la sencillez del silencio.
Siente que es mortal por primera vez.
Que del universo se ha levantado una neblina.

Que ya nunca caerá en la absurda repetición constante que ha sido su vida.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

En este algo me dice que para comprenderlo (y lo comprendo y doy fe de que asi es!) hay que llegar al ocaso, a lo cual, logicamente, me niego.
Desde mi incipiente ocaso comparto que una vida sin repeticiones es una vida que repite.Florencia Freixa (la del deber cumplido)

6:58 AM  
Blogger tazelaar said...

podria haberle robado a otro. que gil!

4:31 PM  

Post a Comment

<< Home