Vivir sin Reyes
Conozco un país, donde cultivan la creencia de que tres reyes que viajaban juntos por el desierto, habiendo abandonado, quién sabe por qué, sus reinos, siguieron una estrella y llegaron de visita a un establo cuando acababa de nacer un hombre que era el enviado directo de Dios para salvar a la humanidad. Le rindieron pleitesía y le dejaron regalos.
En cada supuesto aniversario de ese acontecimiento se hace creer a los niños que durante la noche los reyes han pasado por su casa en sus camellos y han dejado regalos para ellos.
Es una fórmula perfecta para lograr la felicidad de los chicos. La he visto dar resultados magníficos. Algunos padres llegan a fomentar que sus hijos dejen agua y pasto para los camellos de los reyes en la víspera, con lo cual todo el acontecimiento está rodeado de una expectativa maravillosa.
Pero con el paso de los años llega un momento en que hay que reemplazar la fantasía por la realidad: los reyes son los padres.
Podríamos imaginar que al enterarse, la desilusión conllevaría pensamientos y emociones negativas. ¿Toda aquella felicidad era falsa? Me han traicionado! ¡Mis propios padres me mintieron. ¡Nunca más podré gozar de esos regalos!
Sin embargo no es así.
He visto la cara de un chico cuando sus amigos algo mayores que él le revelaban la verdad. Parecía estar parado con un pie de cada lado de un arroyo: en la realidad y la fantasía. Y se tomaba su tiempo para decidir cual de los dos levantaría y de que lado elegiría quedarse. La presión y la burla de los otros lo empujaban a decir que él ya sabía, pero en sus ojos se veían los recuerdos y las escenas tan reales del pasado que estaba reviendo, desautorizando, dejando ir. Yo estaba preparado para consolarlo porque preveía una crisis de tristeza. Pero ocurrió todo lo contrario. El chico se sintió admitido en un rango superior, en un club exclusivo de los que sabían. Algunas dudas que arrastraba, porque la comunidad no sostenía la fantasía a la perfección y a veces quedaban grietas… ahora estaban resueltas.
Puso cara de hombre y echó a andar con sus compañeros como quien no le teme al resto de la realidad.
4 Comments:
Este post fue inspierado por el comentario que hizo Silvia al post Vida y Ficción, más abajo.
qué lindo
una de las razones que tengo para leerte es dar con frases como la última. capo boy
(pero qué es esa frase, una parte de vos o un útil profesional?)
Gracias Mikel... creo que la última frase tiene influencia de Miguel Hernández, el poeta español a quien conocí por las canciones de Serrat. En "Niño yuntero" describe al chico que trabaja la tierra como "masculinamente serio". Creo que se ahí viene lo de "puso cara de hombre... etc"
qué bueno, me halaga haber inspirado este post de iniciación, está buenísimo. Y es verdad, empezar a saber es como temerle un poco menos a la realidad. Beso, Silvia
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