Saturday, April 26, 2014

Examen de Historia del Arte


Cuando terminé el colegio me costó elegir carrera. Al punto en que terminé estudiando dos cosas: por la tarde Bellas Artes en la Escuela Prilidiano Pueyrredón, del Estado, y por la noche Publicidad en la Universidad del Salvador, de los  Jesuitas.

En Bellas Artes, además de las materias principales que eran dibujo, pintura, escultura y grabado teníamos algunas teóricas como historia del arte, perspectiva, psicología social y composición.

En publicidad también teníamos historia del arte pero mucho más superficial: en un cuatrimestre se estudiaba desde la prehistoria hasta el presente.

Muchos años después, cuando tenía yo cerca de cincuenta, una señora que mi vieja  conoció en un viaje a la India le dijo que ella había tenido un alumno, de apellido Ingouville, brillante, que había dado el mejor examen que ella hubiese visto. Yo le contesté a mi vieja que sin duda no era yo ya que nunca había sido alumno de diez. Pero el tema me quedó en la mente.  Pasados unos días una burbuja alcanzó la superficie en mi memoria. Empecé a recordar algo de un examen en El Salvador…. Y finalmente todo el episodio fue tomando forma. Hoy lo recuerdo perfectamente.

En la Escuela de Bellas Artes, para la materia Composición, tuve que hacer una comparación entre los pintores Kandinsky y Mondrian.  Tuve que ver sus obras completas,  estudiar sus vidas, leer sus ideas y entender el contexto histórico. A las dos días de presentar la monografía me tocó dar el examen de Historia del Arte en el Salvador. Dio la casualidad que el decano de la facultad pasaba por ahí y se sentó en la mesa examinadora con la profesora titular y otro profe que no sé quién era. Empezaron preguntando del arte prehistórico y contesté correctamente. De ahí pasaron a los impresionistas que eran los preferidos en mi familia: en casa había  muchas reproducciones  y libros. Me preguntaron por otros plásticos del siglo veinte y mencioné a varios, pero tenía tan fresco lo de Mondrian y Kandinsky que naturalmente pasé a comparar sus obras  con los impresionistas y de ellos entre sí.  Hablé y hablé… Cité palabras textuales del libro “Punto y Línea sobre el Plano” de Kandinsky. Los profesores estaban paralizados. Ni ellos podían saber tanto sobre ese punto en particular. El hecho de que hubieran preguntado ellos sobre esa época y que yo sacara relucir detalles tan eruditos parecía indicar que ese era el grado de profundidad con que había estudiado toda la historia.

Me pusieron un diez. El decano se paró para felicitarme. Lo raro es que si esa profesora no hubiese viajado, treinta años después, con mi vieja, yo nunca hubiera vuelto a recordar el hecho.

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