Saturday, December 07, 2013

La semilla del zapallo


La obra completa de  Joaquín Tenorio se limita a un libro titulado “La semilla del zapallo”. En su entorno  afirman que no han tenido noticias de que escribiera, nunca, alguna otra cosa. El mismo lo dijo hace seis años en un reportaje  del diario Fala, de Lisboa, poniendo fin a un largo debate: “La semilla del zapallo es mi única obra”.
El libro se basa en una idea (o quizá en muchas) absolutamente trillada y burda. Es la obra que infinidad de autores pensaron y descartaron por obvia: un libro que tiene un título seguido por un montón de páginas en blanco.
Por algún motivo, que todavía se discute, Tenorio se animó a realizar esa obra, pero lo que despierta más curiosidad, análisis y polémica es por qué la comunidad artística le dio lugar y  le prestó atención. O por qué yo, a once años de su aparición, estoy escribiendo este artículo para la “Década literaria”, publicación de Amazon con la consigna de ver “qué queda del decenio una vez que cae el polvo de la batalla y se puede distinguir lo significativo de lo insignificante”.
Debo admitir que cada línea que escribo  me confronta con varios comentarios ya publicados, que vienen a mi memoria y la contradicen de diversas maneras. Acostumbrado a disentir, no me detengo por ello, pero sí quisiera registrar el hecho como una de las pinceladas que hacen a la esencia de esta obra y este autor: el ha escrito cuatro palabras y ha provocado millones. Lo que nos lleva a pensar que la provocación quizás no esté del lado del provocador sino del provocado. O la provocación, como dijo Roland Muller en su editorial del diario Die Welt, “no reside en  esas páginas en blanco que escribió (sic) Tenorio sino en el hecho de que otros les hayan dado importancia, lo cual nos lleva una vez más a preguntarnos cuánto de la obra es el lector y en este caso, los otros lectores. Especialmente obvio cuando los lectores no han leído nada.”
Son escasas las notas sobre “La semilla...” que no mencionen en algún punto de su discurso lo inmerecida o desmedida de la atención que se le ha prestado a la obra. Una nota breve en el New Yorker admitió la existencia del libro de Tenorio y, sin criticar lo injustificado de su impacto internacional, listó una serie de antecesores que habían usado la idea con otros títulos, entre ellos, “Consecuencias del aumento del precio  de la tinta”  por James Printer, que se vendía en casas de chascos y souvenirs, comparación hecha con evidente intención de denostarlo sutilmente. Paradójicamente, el artículo del New Yorker, firmado por Brian Foster, dio lugar a una miríada de respuestas en otras revistas y diarios. El talk show de tono cómico Stand Down,  de gran audiencia en los EEUU, hizo una parodia de entrevista al autor de este libro de páginas blancas (una silueta de espaldas a la cámara) quien permaneció callado durante los 40 segundos que duró la entrevista. El animador, que sí enfrentaba la cámara, parecía entender cosas muy sabias de ese silencio y su cara adoptaba una gran diversidad de expresiones de anagnórisis, revelación y epifanía. Esa escena subida a  You tube  logró cientos de miles  de visitas.
El popular cuentista y pastor evangélico conocido por el nombre de Ladislao que cautiva a  los hispánicos de los Estados Unidos usaba siempre  el viejo cuento del guiso de piedra en que un hombre consigue que todos los vecinos aporten verduras y carne para sumar al caldero en que él está hirviendo un piedra y luego de quitar la piedra reparte en porciones iguales quedándose con una sin haber puesto más que la idea y la iniciativa. A raíz de ello la revista People  publicó una nota titulada Guiso de Zapallo, en que comparaba a Ladislao y a Tenorio. Tenorio había creado un escándalo con un libro vacío y Ladislao una fortuna con “hot air”, como suele decírsele despectivamente a la palabra hablada. Ciertos comentarios dentro de la nota fueron interpretados como una discriminación en la que se sugería que los latinos eran más propensos que los sajones  a construir fantasías y tomarlas por realidades. La figura de Joaquín Tenorio se vio envuelta en una encarnizada lucha ideológica o racial. Cuando la polémica comenzó a  crecer alguien arrojó a la caldera de esa máquina al Che Guevara y al poco tiempo otros sumaron a Evita y a Salvadora Allende. En niveles intelectuales se dijo que el realismo mágico de García Márquez ya había pintado todo esto y que llevarlo a la práctica era una redundancia extemporánea. La discusión la ganó por aclamación el sector hispánico. En un diario de la comunidad europea un analista francés autodenominado imparcial atribuyó el triunfo a que nunca había habido un enemigo y para ilustrar el caso narró la historia de un fuerte de la Legión Extranjera en que una noche se dispararon trescientos cuarenta tiros al desierto luego de que un guardia presa de delirios hubiera abierto el fuego contra un elefante en llamas que le pareció ver venir al galope. No hay letras en el  libro, no hay comida en el guiso de piedra, la magia del realismo no existe en la realidad latina, la revolución se limita a la cara del Che que decora las camisetas de burgueses norteamericanos, y evita es una ópera rock, dijo el francés. La nota tuvo una réplica anónima (escrita por  un periodista uruguayo) que comparaba el libro sin palabras y el elefante en llamas con las armas de destrucción total que creyó ver a Bush y que usó como excusa para invadir, matar y robar. El título de la nota “No matarás las ilusiones” Se transformó en un graffiti en las calles de San Telmo que los turistas yanquis nunca entendieron. Numerosos anunciantes que aspiran a venderles sus productos a los hispanos de Estados Unidos retiraron sus campañas de la revista People y algunos políticos que necesitan sus votos hicieron empáticas y enérgicas declaraciones públicas.
Quienes dijeron que Joaquín Tenorio había propuesto un libro vivo para que siguiera siendo  escrito por la realidad (y que eso se explicaba en la palabra “semilla” del título) sonríen con caras de sabiduría y satisfacción ante todos estos acontecimientos. Luz Elena Quintas Maya  de la televisión colombiana abrió sus manos frente a la cámara luego de que los videos mostraran las últimas manifestaciones y discursos de la polémica hispano-sajona y dijo: “Ahí está la obra de Tenorio para que sigamos leyendo!”
El Libro Guiness de los Récords rechazó un pedido de la editorial La Gitana (quien distribuyeera la obra originalmente en Buenos Aires y luego en otros 202 países), con respecto a que Joaquín Tenorio fuera registrado como el autor cuya obra completa podía ser recitada de memoria por el mayor número de personas en el mundo, argumentando que bastaba con decir “la semilla del zapallo” para demostrar que la conocían en su totalidad. Guiness argumentó que si bien era un hecho creíble y muy posiblemente cierto, la política de la institución era trabajar sobre datos verificados con metodologías preestablecidas y estimó el costo de dicha verificación del hecho a nivel mundial en tres mil ochocientos cincuenta y seis millones de euros, lo cual pasó a figurar en el libro de récords como el presupuesto de verificación más alto de la historia de Guiness. Hubo quienes argumentaron que la obra de Tenorio abarcaba todo lo que suscitó después y que excedía lo literario para transformarse en una instalación de proporciones galácticas y un “reality show” en que todos estamos incluidos, con lo cual nadie podía conocerla completa.
De la infinidad de obras que salieron al mercado con relación a todo este asunto voy a comentar algunas no sin antes consignar el número aproximado que surge de diversas búsquedas en Internet hechas por un estudiante Iraní de literatura para su tesis doctoral hace poco más de un mes: 991. La tesis de Moytaba Atarudi  (sobrino del famoso profesor homónimo)  no incluye dentro de este número todos aquellos imitadores que publicaron libros con páginas en blanco e infinidad de títulos alusivos obviamente inspirados por el éxito de “La semilla…”. Según Atarudi, de esos se publican mensualmente cerca de 100 títulos en todo el mundo y el total identificado por él a la hora de la tesis ascendía a 7630.
“Virtudes de mi suegra” es un ejemplo clásico y es de los pocos que lograron un número significativo de ventas en Argentina y Latinoamérica.
“Todo lo que tengo que hacer antes de ir a la cama contigo” todavía se vende copiosamente el día de San Valentín y deja interesantes ganancias a la editorial. ¿Pero qué dice Atarudi en su tesis sobre esta infinidad de Tenorios que siguieron al original?
Dice que son plagios. Que Joaquín Tenorio tendría derecho a demandarlos y hacerse rico, porque disfrazados con otros títulos ellos han escrito exactamente lo mismo que él. Y en un tono más serio, luego, subraya el hecho de que nunca nadie ha logrado (ni aparentemente logrará) equiparar la obra de Joaquín Tenorio, inexplicable y única. 
“Germinación de La semilla” de Roberto Calles fue la primera publicación de cierto volumen y seriedad metodológica que no se limitó a opinar sobre el fenómeno y tildarlo de absurdo como hiciera la mayoría. Propuso varias interpretaciones de la posible intención del autor, algunas basadas en comentarios de allegados, otras meramente filosóficas. Y habló de las consecuencias. La mayoría de mi documentación proviene de ese libro y de sus fuentes.
“La semilla del Zapato” firmada por Nepomuceno y también publicado por La Gitana, tuvo una sola edición y se tradujo al inglés con mayor éxito que en castellano. A mi entender nació como una burla que pretendía tener humor y lo logró con tanto nivel que a veces uno olvida reír por lo mucho que impacta su jerarquía intelectual. Muchos lo abandonaron a las pocas páginas ya que empieza refiriéndose al autor como un zapato y carece de la profundidad que tiene los capítulos posteriores. Trata las cuestiones básicas de la filosofía: el fondo y la forma; el todo y las partes; el significado del silencio; el intelecto como un obstáculo a la percepción; emisor y receptor; la obra literaria como hecho carente de tiempo… En resumen, si “La semilla del zapallo” era una pregunta esta es una buena respuesta.
“Las virtudes del Zapallo” es un libro de nutrición y recetas escrito por una cocinera profesora de yoga y periodista de la revista “Uno Mismo”. No parece superar en calidad a las otras dos obras de la autora, “Arroz integral, salud integral” y  “El universo de las Sopas”,  pero resulta interesante que se vendió trece veces y media más que sus otras obras y fue traducido al portugués y al italiano.  Ante la ausencia de otras explicaciones arriesgo la teoría de que fue lanzado al mismo tiempo que “La semilla del Zapallo” en manos de la misma distribuidora. A quienes  esta teoría suene osada invito a considerar otro dato: El libro de Tenorio sale a la venta en Septiembre.  En la primera semana de noviembre el diario Clarín hizo mención a él en un recuadro de la sección  de espectáculos. El joven galán Eugenio Amarras se lo llevó de regalo a la conductora Susana Gimenez cuando esta lo convocó a una entrevista. Susana lo abrió encantada  ante las cámaras y cuando lo vio en blanco no supo como reaccionar pensando que estaba fallado… luego de decir un dubitativo “¡ay!” cambió de tema y siguió con las preguntas. Los cronistas del Clarín levantaron la anécdota y analizaron el libro en pequeño comentario de acompañamiento. A las dos semanas habían salido siete comentarios del libro en diversos medios impresos. Para diciembre aparecieron una jaulitas vacías que se vendían a precio considerable con un cartel  adentro que decía “La mascota de Joaquín Tenorio”  y una letra chica que aconsejaba alimentarlo con semillas de zapallo que se incluían en un sobre adjunto (vacío). La empresa que los distribuyó reconoce haber vendido más de cien mil (hasta Navidad) con una ganancia del 85 %.
La organización ambientalista “Consumo Respeto” que propone reducción en el uso de papel y derroche de materiales para envases innecesarios, sacó una comunicado de prensa en que recomendaba no comprar el libro por ser un  chiste caro y de mal gusto en que se dilapidaban árboles irresponsablemente. Aconsejó a los que ya lo hubiesen comprado que fuera usado como cuaderno por los chicos  de los colegios.
La frase falsamente atribuida a Pedro Mairal “Es mejor dejar las páginas en blanco y que piensen que sos un  idiota  que llenarlas y demostrarlo”  se hizo muy popular en el pico de ventas de “La Semilla…” con lo que parecía que había un acuerdo de dejar morir el tema sin gloria. Para agregar un clavo en el féretro el Negro Dolina que odió el fenómeno desde el principio dijo “Tenorio no escribe mal” frase cuyo segundo sentido tarda en entenderse  y por  lo tanto corrió de boca en boca como un chiste popular (que generalmente debía ser explicado: Tenorio es un No-escritor malo). Aparentemente con la banalización vendría el olvido. Pero no fue así.  Tenorio se había ganado un lugar en la cultura y todo escritor lo tiene presente cuando escribe y también cuando no lo hace. Poco después de que se hablara de su senilidad, el propio García Márquez, dijo una frase que dejó a la gente pensando si era un desvarío o una señal de lucidez  extrema: “Yo siempre he corregido mucho, pero no tanto como Tenorio”.
Otra frase conocida entre mis allegados es atribuida mi hijo Mateo que no recuerda haberla dicho: “Oh, el terror a la hoja blanca… si no puedes vencerlo únete a él”.
Por su parte Borges, en un claro gesto de aprobación a Joaquín Tenorio y su obra,  murió antes.
 
 
 
 
 

4 Comments:

Blogger ARTELUDOVICA said...

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11:54 PM  
Blogger ARTELUDOVICA said...

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11:55 PM  
Blogger sinonimo said...

hay polemica en los comentarios

12:04 AM  
Blogger Boy said...

borré dos huellas de robot que decían solo la palabra "said", y a eso se refería Simón... su chiste quedó en el aire...

4:07 PM  

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