Hay algo que decir?
Las musas vinieron de vacaciones al porche de mi casa.
Quizás se relajan en verano y no tienen
el mismo poder de conexión.
Vengo escribiendo una cantidad muy superior al promedio de
mi vida.
¿O es el sí fácil?
¿Gatillo con irresponsabilidad cualquier texto a mis pobres
lectores?
Puede ser que haya optado por la cantidad sobre la calidad…
Hay veces que Sancho le da demasiados besos a su madre… ¿se lo puede culpar?
Hay una regla moral en contra de escribir boludeces… o es
sólo un castigo social de lectores que te pierden el respeto.
No tengo más remedio que tratar de echarle flit a ambas posibilidades. Porque como dijo Yogui
Berra, cuando llegas a una encrucijada debes tomarla.
Yo estuve una vez en un convento de monjes Benedictinos que
habían hecho votos de silencio. Pasé tres días con ellos. Y uno se pregunta si
hay algo que valga la pena decir. ¿Cuánto recuerdo de lo que he dicho en mi
vida? ¿Cuánto era indispensable?
No me imagino la vida sin hablarle a mi hijo pero ¿qué de lo
que le digo es necesario?
A menudo fantaseo con invitar a amigos a mi casa con la consigna
de que estemos juntos pero no hablemos. Quisiera animarme a hacerlo. Y quizás
lo haga un día.
El escritor tiene un mandato de decir… y de los contenidos
no hay mandato. Porque quiere la humanidad que busquemos…
Pero nadie sabe dónde está
lo que buscamos.
3 Comments:
Qué, ¿dejaste la consultora y ahora sos blogger tiempo completo?
Mamma mia!
De la biografía de Salinger, fragmento de una carta que le escribe a una minita: "Me parece una falta total de prodigio el hecho de que escribiendo uno casi nunca se lo pasa en grande. Si no es la más difícil de las artes -y yo creo que lo es-, está claro que es la más antinatural, y por ello la más fatigosa. No es de fiar y no produce más que incertidumbre. Nuestro instrumento es una hoja de papel en blanco, sin cuerdas, sin trastes, sin teclas, sin caña y sin boquilla, sin nada en absoluto que guarde relación con el cuerpo: Dios, qué antinatural es. Siempre esperando el parto cada vez que uno se sienta a trabajar."
a salinger sí que lo visitaban las musas quenchi... se nota en la fluidez y la sutileza
Boy
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