Tuesday, June 15, 2010

You don't really need it. (9)

A alguien le tiene que tocar.

Es difícil imaginar en qué pensaba Jane día a día. Yo lo comparo con lo que pasa por mi mente cuando pienso en el emprendimiento en que estoy. A la noche generalmente tengo ratos en que trato de ver las cosas desde arriba: olvidar la problemática diaria de ejecución de tareas y ver hacia donde estamos yendo con una perspectiva algo más amplia. Salir del corto plazo para pensar en el significado trascendental de nuestro trabajo. En mi caso es bastante sencillo. En el corto plazo está brindar los cursos de negociación colaborativa para que la gente se entienda mejor y pueda tomar decisiones en equipo que beneficien el bien común en vez de caer en conflictos destructivos. En el mediano plazo la idea incluye crecer en cantidad y calidad de consultores, en cantidad de clientes y países en que operamos, y estar dispuestos para tareas más importantes incluyendo a gobiernos y problemas internacionales. En el largo plazo queremos influir en la cultura del planeta para que haya suficientes personas en posición de tomar decisiones que sepan negociar colaborativamente como para que el manejo de los problemas ambientales globales no sea tan malo como viene siendo hasta ahora y podamos sostener la civilización sin una tremenda catástrofe. En resumen, crecer para difundir un estilo de negociación que permita la supervivencia.
Pero el caso de Jane es bien diferente en varios aspectos. Yo trato de adoptar una actitud de estratega y pensar la visión amplia y el largo plazo, ella elije lo inmediato. Mira a los ojos de la persona que tiene en frente y se olvida de la hora. Es un soldado que se concentra en su espada y hace temblar la China.
Pero me cuesta creer que lo extraordinario de la historia en que está inmersa no la haga reflexionar… no le cambie el carácter…
Un día llega una consultora multinacional con un proyecto para el que han conseguido inversores y le dice “Hemos pensado en esto. Vos sos el centro. Seleccionarías y capacitarías a ochocientas personas para empezar. Se ubicarían de a dos en cada una de las cuatrocientas casas de artículos para el hogar de la cadena Equis. Será una especie de iglesia laica o asociación de alcohólicos anónimos. Gente que quiere abrazar la nueva causa de desenchufarse. Tendrás el 20 % de las ganancias. Estimamos que el primer año eso podría ser cuarenta millones, alrededor de veintiocho millones libres de impuestos.”
Es difícil imaginar qué piensa Jane día a día y más aún imaginar qué piensa ese día. Quizás haya calculado cuántos electrodomésticos de primera línea se podía comprar con esa plata. Quizás pensó en que estaba bueno multiplicar la cantidad de Janes que escucharán y desenchufarán a los enchufados.
Tal vez la sedujo ese siseo que tiene Midas al hablar o ese estar a punto de desmoronarse y quedar hecho algo humano.
O a lo mejor pensó que ella podía ser el Mesías. Generaciones y generaciones han recibido o esperado a Mesías. A alguien le tiene que tocar serlo. La cuestión es que aceptó. Creo que lo que más me dolió fue que no me consultara. Que ni siquiera me lo contara antes de decidir. Tal vez en el fondo yo siempre había creído que era la razón de su vida. Se que suena algo ridículo… pero a solas, sin compartirlo con nadie, uno puede creerse las cosas mas absurdas. Basta que lo hagan a uno sentir bien. Y debo confesar que que a mí me gusta sentirme bien.

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