Thursday, September 20, 2012

Pesca

Me clavé el anzuelo en el dedo, muy hondo porque al sentir dolor y sacar instintivamente la mano tironié y se enterró hasta donde pudo. Mientras pensaba cómo sacarlo tomé conciencia de lo obvio: había pasado de pescador a carnada en una fracción de segundo. Intenté quitarlo como había entrado pero el dolor era demasiado y empezó a salir sangre. Ya me he desmayado alguna vez al ver sangre y no quise el reisgo de rodar inconciente por el muelle y caer al mar. Ahuyenté una sensación de nauseas respirando hondo y tomando la decisión de subirme al auto y llevarle mi dedo a una guardia médica. Resultó que mi seguro médico no me cubría en ese país y tuve que firmar unos papeles celestes con una lapicera azul y un poco de mi sangre. La anestesia o el antibiótico me produjo una reacción alérgica. En medio de la operación se me cerró la garganta y caí al piso sin aire. El jóven médico de guardia me hizo una traquiotomía y según él me salvó la vida. Cuando desperté me dolía mucho la traquia además de la mano. Ambos dolores parecían querer juntarse, extenderse, tomar el resto del cuerpo. Sentía la boca dormida y dolor detrás de los ojos. En poco tiempo úna alarma del monitor que había junto a mi cabeza atrajo una enfermera, luego a dos y en seguida, también a dos médicos con barbijos. Me envolvieron en una especie de carpa plásitca y me llevaron con cama y todo a una ambulancia del tamaño de un camión y me trasladaron a un lugar que no vi por que estaba inconciente por excesiva fiebre. Desperté en una habitación de vidrio a la que no entraba nadie y sólo me alimentaban por tubos y brazos de robot. Me explicaron que era un ambiente estéril ya que cualquier contacto con gérmenes podía costarme la vida. Cuando unos días más tarde lograron controlar mi fiebre y recuperé la capacidad de pensar, mi oficina, los aeropuertos, las cosas que había dejado en el hotel, mi pasaporte, mis amigos, en fin, todo lo que antes era importante... estaban demasiado lejos, fuera de la habitación estéril, oculto tras de esás últimas semanas, en otro tiempo y otro país. No los extrañaba. Pero cada vez más sentía un desdeo poderoso de sentarme en un restaurante, pedir un plato de pescado y comerlo con total conciencia de lo que estaba ocurriendo.

2 Comments:

Anonymous taz said...

esta es una explicación de porque la pesca deportiva es también un hecho terrible. que te pensas? que porque le sacas el anzuelo sos un buen tipo? si vos no existieras ni siquiera se hubiera clavado el anzuelo.. (le hablo al pescador deportivo) de hecho, al parecer... el doctor que te abrio la traquea tenia una psique bastante parecida a la de un pescador deportivo: primero te ensarto la alergia, y despues te "salvo la vida".
aguante exigentes viejo.

10:01 PM  
Anonymous Anonymous said...

Al que tiene hambre no le des pescado, enséñale a morir.

9:51 AM  

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