mosquito aletargado

Las palabras no han dejado de existir. Pero no escribo. Llega el otoño y los mosquitos se aletargan y las moscas abandonan la ventana. Se ha quedado el aire sin surcos, la hoja sin espineles, y no entran los catéteres por mis arterias a buscar dónde se ha depositado, en exceso, la poesía mala.

Estoy viajando demasiado: Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador… me siento arrancado. En un rato llega el taxi. Uno siempre se pregunta si vuelve… uno mira con tristeza lo poco que hay para llevar… un se arrepiente de no estar, de no estar mucho más antes de irse o al volver.

El mundo gira como el cubo mágico, moviendo cuadraditos de colores, tratando de encontrar la solución.

Prefiero que ladre el perro del vecino.