Thursday, July 08, 2010

14

Oh!... dijo Jane

- Oh!... dijo Jane… A eso se debe la silla de ruedas…
- No. De la guerra salí ileso. La silla me la gané pulverizando herbicidas.
- No entiendo… ¿una intoxicación?
- No, el suelo. El viejo suelo que tantas veces miré desde arriba… Me estaba fallando feo el motor y cuando quise aterrizar en la ruta me llevé por delante unos cables y pegué contra el suelo. - El tono del chofer había cambiado. Parecía describir las imágenes que venían a su memoria más que repetir frases que hubiese dicho ya otras veces.
- Qué ironía… - dijo Jane – salir ileso de la guerra y accidentarse en casa.
- Un lugar común.- dijo el chofer y Jane se puso colorada. Sin duda había dicho un tremendo lugar común a la persona con más probabilidades de refregárselo por la cara: un excombatiente en silla de ruedas. La persona menos propensa a la diplomacia y los modales.
- Quedó inconsciente por el accidente?
- No. Recuerdo cada cosa.
- ¿Fue doloroso?
- No mucho. Yo siempre llevaba una jeringa de las que usábamos en Nam. Me la apliqué en seguida. Y un par de horas después llegaron los paramédicos.
- Dos horas!
- Si tardaron en darse cuenta de que me había accidentado.
- ¿Qué hizo todo ese tiempo?
- Me liberé de los malos pensamientos.
- Interesante… ¿qué quiere decir exactamente?
- Volar te llena la cabeza de ideas. Te hace sentir que todo es accesible. Los pilotos sobrevuelan el amazonas y les parece que es fácil detener su destrucción, sobrevuelan las fronteras y creen la paz mundial es algo sencillo.

Recuerdos de Jane del diálogo con el chofer:

Un lugar común, dijo el chofer y Jane se puso colorada, porque toda su vida se había burlado de los lugares comunes y acababa de caer en uno con la misma inocencia con que se pisa un sorete de perro.
Lo malo del lugar común es que le falta pensamiento lateral- dijo el chofer – el lugar común da por sentadas ciertas verdades y las declara obvias e incuestionables… es como un valle, el cañón del colorado, un desfiladero… nos lleva hacia lo que todos dan por sentado sin dejarnos ver otras cosas por más obvias que sean.
Era muy tarde para que Jane se declarara enemiga eterna de los lugares comunes, hubiese sonado ridículo. A esa altura lo mejor era quedarse callada y esperar su oportunidad para darse a conocer.
En cuanto pudo siguió adelante.
-¿Perdió la conciencia por mucho tiempo en el accidente? – preguntó
- Ni un segundo dijo el chofer.
- Mmm… habrá sido muy doloroso!
- No tanto… yo siempre llevaba unas jeringas de morfina, recuerdos de Nam . Me clavé una ni bien pude encontrarla.
- ¿Y lo socorrieron de inmediato?
- En un par de horas… cuando se dieron cuenta de que no volvía ni contestaba la radio.
-Mmm… dos horas! Que hizo todo ese tiempo?-
- Me dediqué a limpiar mi cerebro de ideas malas…
- Uau! Suena interesante… pensaba que se iba a morir? Quería pasar limpio por esa barrera?
- No! Ni se me cruzó la idea! No! Simplemente me di cuenta …quizás por la morfina, quizás por el golpe, quizás porque deje de sentirme culpable… de que volar no significa ser más elevado, jaja!
- Usted se sentía más elevado que el resto de la gente?
- No, pero sentía que debia serlo y que si no era más elevado era por culpa mía. –
-Por qué sentía usted eso…?
- Bah… no era que lo sintiera… ni que lo pensara… lo suponía… lo daba por un hecho. Quizás si me lo hubiesen preguntado lo hubiese negado… pero puesto por debajo, es decir “su - puesta”, estaba todo esa visión de la vida y de mi mismo.
- Y sabe usted por qué?
- Creo que sí…
Jane hizo una calculada pausa antes de sugerir:
-Cuénteme-
-Usted sabe que la gente está sufriendo ahora?-
- No entiendo… qué gente?-
- La que sufre, justamente.
- Me imagino que sí.
- Usted sabe que está usted en un automóvil?-
- Si – dijo Jane a secas prestándose al juego.
- Ve la diferencia? – dijo el chofer y sonrió con una expresión que quería parecer astuta pero era algo tonta- Usted se imagina que la gente sufre pero sabe que usted está en un auto. Simplemente porque uno lo ve y el otro no. Los que volamos vemos todo. Vemos que se está destruyendo la selva amazónica. Vemos que las fronteras no existen. Vemos que el sol sigue brillando cuando las nubes tapan la ciudad y todos dicen ¨hoy no hay sol¨. Nosotros vemos la contaminación del agua en las ciudades costeras. Nosotros vemos la distancia entre una ciudad y otra y la lentitud de las ambulancias y la sequía de los campos – el chofer se quedó callado como si eso explicara todo.
Al rato Jane se atrevió a decir cautelosa:
- No veo la relación. ¿son esos los malos pensamientos que usted tuvo que limpiar de su mente con la morfina? –
El chofer no contestó.
Jane estaba casi segura de que había oído y entendido la pregunta.
Se siente con derecho a no contestar, pensó Jane, la silla le da esa libertad.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Uno de los mejores post de la serie, me pareció.
Dale, dale
Sil

10:32 AM  

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