Monday, August 09, 2010

El final de la novela

- Perdón, Silvia... a esta altura pensé que habías perdido las esperanzas. Que podía yo cambiar de tema sin que nadie se diera cuenta. También me pareció que el capítulo catorce (en que Jane siente que el hecho de que el chofer tenga silla de ruedas le da derecho a no contestar) de alguna manera autoriza a todo el mundo a no contestar porque, quien más quien menos, llevamos sillas en la sangre desde que nos echaron del arca de Noe en pararrayos ortopédicos.
- ¿y?- dijo Silvia que estaba en día mono silábico y conocía mi triquiñuela de ponerme surrealista cuando quería esconder algo.
- Es obvio, Silvia- le dije de mal humor, queriendo adjudicarle a ella las culpas que eran mías - si todos tienen derecho a no contestar Jane es un ano contra natura…
- Eso está bueno… pero lo hubieras puesto por escrito…y no me gusta que digas ano cuando están todas las estrellas tan amables sugiriendo armonía.
Miré al cielo y a pesar de mi mal humor tuve que admitir que algo de razón tenía.
- Cuánto de este cielo puede ver Jane en su cárcel de California si accede a una ventana?-
- No sé, la mitad quizás. No debe ver la cruz del sur porque sino no sería la cruz del sur sino la cruz a secas.
- Pero supongo que de todas maneras aunque las estrellas sean otras la armonía debe ser la misma…
- Si.
- Que raro… un invento hecho por un cerebro humano: la armonía… y millones de galaxias se organizan para decírselo a una mina que está presa…
- Así en el cielo como en la tierra
- Se les podría hacer juicio por plagio.
- Y?
- No me la vas a dejar pasar, no?
- Tenés algo que decir?
- Me rindo.
- Prefiero el final de la novela.
- Por qué?
- Me hice ilusiones de que tenías algo que decir…
- Disimulé bien.
- Vos no sabés el final?
- Se las preguntas pero las respuestas no las sabe ni Shakespeare.
- Pero no tenías un final pensado?
- Servime otro Gancia.
- Con soda?
- Años que no tomaba esto. No con hielo nomás. Tenía que venir al Unitorco para volver a tomar Gancia.
- Uritorco.
- Unicornio.
- Y?
- Querés el final…
- Si
- No lo sé.
Silvia me miró seria, casi sin expresión. No se estaba comunicando con su cara sino siendo, nomás. Estaba pensando y no pude menos que pensar lo que pensaba ella: “siempre sobrevaloré a este tipo. Es pura seducción pero no hay nada trascendente atrás de ese aspecto. Por qué soy tan tonta de dejarme enganchar por catorce estúpido capítulos? Porqué me acerco a la pista del aeropuerto si sé que no existen los aviones?
Me jugué y le respondí directamente al corazón del alcaucil: Silvia… mil respuestas no valen lo que una buena pregunta.
Sin cambiar su expresión sombría, como si no me quisiera nada, Silvia dijo:
- Quien te dijo que estoy pidiendo respuestas. Quiero el final de la novela.

7 Comments:

Anonymous Anonymous said...

me gustó ...pero quizas mañana ya no me guste.

EPELC
(el pedo en la canasta)

5:59 PM  
Anonymous Anonymous said...

sin embargo me estoy riendo tanto...
pero por lo menos podemos saber por qué Jane está entre rejas?
...o es solo una metáfora de su quedarse callada para siempre....
y sí, Silvia

4:48 AM  
Anonymous Anonymous said...

Esto está bien pero no es el final. Hay lectores silenciosos esperando el 15.

7:57 AM  
Anonymous Anonymous said...

Anonimos, pero no tan silenciosos, aparecen cuando el autor agoniza de sed en el desierto y lo sobrevuelan en circulos cada vez mas cerca de su carnen (casi carronia ya), sin letras.

11:29 AM  
Anonymous Anonymous said...

El viento silba en las plumas del extremo de sus alas.
Es casi imperceptible, pero el desiertoi de la premuerte, sin parrafosa, sin frases, sin siquiera puntos suspensivosn hace, del tiritar de una pluma, un dato final claro y audible.

5:36 PM  
Anonymous Anonymous said...

Faaa!! Qué de poetas anónimos! y qué de pocos finales para Jane

7:33 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ojo
Se corre la bola de que Jane esta escribiendo una solicitada
...

5:14 PM  

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