Amor
Llego a casa después de dar un curso en Luján. Son las
cuatro de la tarde. Llamo a Maribel que está con Sancho en el oftalmólogo por
tercera vez en la semana. Los ojos de Sancho están enfermos, hinchados, no
puede ni abrirlos, le duelen. Al
principio diagnosticaron conjuntivitis y lo trataron como si fuera eso pero
ahora resulta que es su alergia que se agravó y siento el terror de haber
perdido irreversiblemente días carísimos. Hay una úlcera…
Tratándose de algo que uno quiere tanto como su hijo de
cinco años, apunto a su corazón. Me salteo los ojos, el dolor, las pomadas y
las gotas. No me queda más remedio que pensar en el pase lo que pase. Sancho
adora la canción de Drexler que repite una y otra vez “que sea lo que sea”. El
amor es la única superstición que me permito. Nada: ni la enfermedad, ni la
muerte, ni la usencia, ni el dolor, ni
la locura, ni las adicciones, ni el odio, ni la depresión, ni el olvido… nada
toca el amor. La enfermedad me ha dejado esta medalla de oro en la mano.
Me la paso diciendo que cuando te va mal tenés que ser más
feliz que antes, para no sumar tu tristeza al hecho de que te va mal. El peor
momento es la mejor oportunidad de vencer al universo con una carcajada. No te
van a entender. Si te quieren mucho van
a mirar para otro lado disimulando. Si te quieren bastante te van a decir que
no jodas, no es momento.
Hey, you’ve
got to hide your love away!
Por lo menos pensalo mucho antes de colgarlo en tu blog.
4 Comments:
Te comprendo muchísimo...he ido a la universidad de las dificultades...les envío mi amor con una carcajada ralentada, para que dure más y avergüence a los fantasmas del miedo,
besos
Silvia
Gracias Silvia
Sancho mejoró sin parar desde ese momento y está casi perfecto
Qué bueno!
"cosas vedere Sancho..."
besos
Antes de suicidarte por una conjuntivitis y/o una lesión de cornea, llamame. Igual me encanta que estés apocalíptico, eh!
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