Esta hoja
Esta hoja en blanco tiene fondo. Algún reflejo y las ganas de creer pusieron en su mito un
parentesco con el cosmos. Pero es un
lago, aunque el pescador no vea el otro lado… Hay una orilla de barro que nos
marca el final de los puntos cardinales. Y hay otro pescador allá, sentado, en
el extremo opuesto. Está callado con el mismo silencio que guarda el de esta
orilla. Preguntándose lo mismo. Como el eco que nos marca que ha llegado a su
fin el desfiladero.
Al tirar la línea se rasguña la superficie inmaculada. El
alma del pescador que estaba abierta y relajada se levanta de su asiento y observa
atenta. Se cierra un abanico en su mirada. Lo que parecía infinito ahora es
sólo un tajo… o un rasguño apenas, aunque
siga rodeado de oportunidades.
Si algo tira de esa línea hay una fiesta. De comida, engaño,
muerte, y la ilusión de que no existe el tiempo. Un remolino de anzuelos con
forma de pregunta busca palabras para echar a la parrilla.
El pescador acecha algún sentido. Busca más allá del océano
y del suelo. Quiere apagar el infinito
con una piedra en que se hunda el cielo. Se ha creído el mito de que en el agua
todo fluye. Con sus manos en la caña cumple un rito de descifrar las telarañas
que enredan los misterios de la oscuridad y sus entrañas.
Algunos tarados
inocentes impostan la voz para decir que verdades hay muchas. No es
verdad. Quien hace bien su lucha en el ritual ya lo sabrá. No es un sabio el
pescador. Es la carnada.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home