Saturday, July 05, 2014

38


Cansado de tener miedo a los asesinos y  ladrones y a la inseguridad que ha crecido tanto desde que dejé de ser un adolescente inmortal, ayer tomé la decisión de salir a robar. Razoné, temeroso, que los chorros no le tienen miedo a los chorros… Aunque la lógica de la idea no resista mucho análisis, algo se abrió de gambas en mi alma cuando me di cuenta que la ficción podía penetrar la realidad y que mañana yo podía despertarme en la misma cama de todos los días habiendo afanado a alguien.

No hace falta una gran personalidad para que cuando le mostrés el 38, los sean quienes sean te pongan en el estante del mítico chorro, aunque sea tu primera vez y te hagan caso con terror absoluto.  Yo encaré un matrimonio de más de 50 en una calle solitaria y obscura.  Les saqué las billeteras, alguna cosa de oro y los teléfonos. Tiré todo a dos cuadras, menos la guita porque me pareció que devolverles la guita era dar una pista hacia el tipo de persona que les había robado. Al día siguiente fui a donar esa plata más un monto equivalente a un comedor de chicos pobres que hay a tres cuadras de donde los asalté.

Pero después me arrepentí de hacer esa donación. Me transformaba en el tipo bueno e inocente que los chorros eligen como víctima y cagan a tiros enfrente de sus hijos. Así que volvía a salir la noche siguiente y envalentonado por la noción de legítima defensa entré en una casa de la Horqueta cuando llegaba un hijo. Tuve que pegarle con la pistola en la cabeza porque parecía un rugbier que volvía de entrenamiento y me sentí identificado, lo que no hubieras sido bueno para el desarrollo del os acontecimientos posteriores. Sangró un poco y se portó bien. Me llevé un montón de guita pero esta vez no la doné.  Compré un televisor gigante para ver el mundial y un montón de vino y licores para festejar. Empecé a sentir un tenue miedo bajo la piel…el miedo a que me descubrieran… y constaté con alegría que era, mucho más débil que el miedo a que me asaltaran. Y, esto es lo mejor del asunto, reemplazaba al miedo a los chorros y asesinos. La teoría estaba demostrando resultados en la práctica.

Esa noche dejé de usar Viagra y empecé a gozar más del sexo. Y mientras tomaba mate sólo al amanecer…(porque inesperadamente me desperté un par de horas antes de la hora en que mi mujer y yo solemos levantarnos a desayunar)… me pregunté si era justo traicionar las reglas de la sociedad para que uno de sus miembros penetrara un nivel superior de realización.

Estoy solo. No tengo con quien hablar de esto. Repaso mi larga lista de amigos y conocidos y no encuentro uno que podría ser un buen interlocutor para esto. Me están dando ganas de asaltar a un par de ellos.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

No comprendo cómo se te dio por chorear, en vez de escribir poesía.

Silvia

6:47 AM  
Blogger Mundo en Flor said...

HOOOOOOOLA SILVIA!!!!!!!!

En cuanto a vos..., vení y asaltáme que te reviento!!! Pibe; cada vez escribís mejor!!!

12:19 PM  

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