Perdida en el infinito
Varios miles de millones pueden leer a Borges. De esos,
algunos son más vulnerables a que esas ficciones se les mezclen con la realidad
porque están un poco pirados. Las probabilidades de que uno de esos raros sea
un Einstein de la imaginación, en estos grandes números, supera por mucho el
cien por cien. En mis estimaciones el
número anda cerca de los setenta individuos.
El blog que me recomendó leer un amigo demuestra que al menos uno de estos raritos tuvo
la idea de continuar con la obra de la logia imaginaria de Borges que creó la enciclopedia
en que sea describe Orbis Tertius un planeta harto diferente a la Tierra.
Hay
mucho que no se entiende, o mejor dicho que yo no entiendo, de lo que escribió
el que hizo este blog, pero la parte que entendí es tan genial que me hace a
veces sospechar que lo que no entiendo es superior. Porque lo que yo entiendo es, una vez que uno
lo lee, una lógica y obvia consecuencia de lo que estamos viviendo: un
desarrollo exponencial del potencial humano. El mundo del futuro inmediato.
Hace
apenas dos o tres décadas (una pizca de días en la historia) que se difundió la
comunicación global instantánea, vía internet y celulares. Y hay incipientes
desarrollos técnicos para conectar los sistemas nerviosos de personas con
dispositivos electrónicos. Algunos afortunados paralíticos, ciegos y nerds son capaces de
combinarse con computadoras para lograr cosas que antes eran impensadas. El
paso siguiente es obvio: relacionar un cerebro con otro a través de la
telepatía electrónica. Es decir, por ejemplo, usar el celular, durante una reunión, sin que se note que lo
estoy haciendo. Otra pizca de días llevará eso a intercomunicar a todos los
cerebros del mundo. Y a permitir que elijamos y sepamos cualquier dato que otro sepa.
Podremos entrar en los archivos mentales de quien necesitemos sin perturbar su
pensamiento, aún cuando el otro esté durmiendo. Otros cerebros nos dirán, a la
velocidad del rayo, quién tiene el dato que necesitemos.
Hace
falta incorporar esa noción y darse tiempo a pensar. Porque ser casi uno, entre
todos, tendrá efectos revolucionarios sobre el lenguaje… que, como la palabra
indica, habíamos delegado por milenios a un órgano fiel pero sub óptimo llamado
lengua. Basta mira lo que le cuesta a un niño brillante dominar el habla. Basta ver la lentitud con que expresamos
las ideas a través de sonidos, palabras y sintaxis que se desarrollaron silvestremente
a lo largo de la historia, ejecutadas a pulmón. Todo eso, dice el Blog, está al
borde del abismo, se quedará en tierra, y la comunicación humana va a volar. Cómo en todas las revoluciones habrá
injusticias y sangre. Resistencias.
Confusiones. Pero el resultado es lo que resulta.
Quiero
darle al lector tiempo a pensar. Porque esta no es una idea que se asimile de
golpe. Pero permítame, el que lea, pasearlo por aventuras atroces en forma de
preguntas: ¿qué pasará con el amor cuando todos sepamos lo que se nos dé la
gana saber de lo que le ocurre al otro? ¿qué pasará con la ciencia cuando la investigación no sea un asunto
de individuos o equipos sino del planeta entero? ¿seguirán existiendo la televisión y el cine? ¿la
pintura, la literatura? ¿qué parará con los conflictos?¿cómo será la educación?
¿la vida en familia? ¿el sexo? ¿la locura, la depersión? ¿la religión? ¿la
muerte? ...¿Y la mentira...?
Me
impresionó especialmente el capítulo que
el blog dedica a hablar de la matemática. Con el tiempo pasa a ser una
disciplina casi desconocida… sólo usada por astrónomos y entidades equivalentes
a la NASA para calcular lo que no ha sido experimentado y debe ser desnudado a
la distancia. ¿Por qué? Porque, para lo terrenal, la abstracción del número es demasiado flaca… no
puede competir con la vivencia. En “Veinte vacas “ el número no agrega nada a la sensación de
estar frente a ellas, a conocer su peso, su salud, su personalidad, su sabor…. Y
todo eso se destila de la experiencia de todos los humanos que las han visto
directa o indirectamente y las han relacionado con el infinito stock de
experiencia sobre vacas que tiene la humanidad entera y que un buscador hecho
de neuronas y computadoras puede consolidar.
De la misma manera, un departamento de "ciento cuarenta metros cuadrados" es una
idea menos rica que la que obtengo al entrar en la mente de los que vivieron
allí, los que lo construyeron, los que saben imaginar cómo decorarlo o cómo
compartirlo con mi novia.
Uno
sale de ese blog sintiendo que es incapaz de percibir la realidad. Que se está
perdiendo millones de ojos, oídos y cerebros. Y que la lengua va cobrando un
valor especial. El de callar y sentir el
gusto mucho más. Para aportar la experiencia del sabor profundo a millones de conectados y hacer de esta pequeña
bola azul que es la Tierra, una unidad. Una poderosa cofradía de comprensión perdida en el infinito.
2 Comments:
Me estás arrastrando a un sube y baja al que no quiero NI VER. Entre tus posteos de despedida pre suicidio porque el writer Scrabel se puede pegar un tiro en cualquier momento, y ésta curiosa forma de linkear otro blog que tiene mucho de Bradbury, yo, tu fan, he guardado mi admiración TOTAL con la ropa de verano. Dejo algunas cosas, por si hace calor en éste invierno, pero hablando de bordes....Y POR CASA COMO ANDAMOS? Me gustó (como siempre ) ésta pérdida en el infinito. Tiene cosas geniales (como siempre) y otras que me torran..Salgo en defensa brutal de la lengua como órgano!!!! Y desde que la subestimás , casi de inmediato, te mando internamente al carajo y "sobrevuelo" el resto. EL AMOR??????????? DONDE IRÁ EL AMOR????? (Arjona!!!!) Con la mentira sola ya podrías haber tenido para un tratado...Pero no, el tipo se explaya...jaja Y me encantó lo de las 20 vacas hasta que imaginaste su sabor. O hacemos literatura o morfamos la vaca (habida cuenta de la importancia que ésta tiene en India y en Ingouvilleland) . Flor
Igual no te preocupes, yo soy científica, el sabio era mi padre. Flor
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