Esto
Vuelvo a casa de noche.
Debiera estar cansado, como las calles solitarias, pero estoy lleno de espacio.
Siento en las manos el placer del volante, duro y dócil.
Y bajo el pie la viril sensibilidad del acelerador y su respuesta.
Me llaman la atención dos cosas: no tengo apuro y gozo cada curva, cada recta, cada semáforo rojo y cada acelerada.
Viajo en una indiferencia enamorada.
Y, con esa seriedad con que suelo reírme solo, pienso que es el hijo que viene el que me ha preñado de energía.
Amo a un desconocido.
Amo y soy poderoso por un tipo del que no hay mucha información.
Pienso que estará hecho de lo mismo que Mateo y que Simón y debe tener algo del resto de las gentes que andan por ahí. Hecho de una fuerza abstracta que viene como lava, rodando incandescente cuesta abajo por el tiempo.
De un magma que luego inventará sus formas y elegirá su color propio al afirmarse.
De una luz que hará sombras y reflejos, a su modo, cuando toque. Una voz que tendrá ecos y sentidos a los que otros prestarán, alguna vez, oídos.
Por ahora es inasible cosa abstracta, y me pone tan optimista y hueco como el aire del camino dándome las infinitas formas del vacío.
Pues bien. Si alguna vez hay que rezar, si se trata de hablarle a eso, estoy dispuesto…
Que le encuentro sentido a la vida, al estar quieto, junto a esta lava, hablándole de
esto. Nomás que esto.
Debiera estar cansado, como las calles solitarias, pero estoy lleno de espacio.
Siento en las manos el placer del volante, duro y dócil.
Y bajo el pie la viril sensibilidad del acelerador y su respuesta.
Me llaman la atención dos cosas: no tengo apuro y gozo cada curva, cada recta, cada semáforo rojo y cada acelerada.
Viajo en una indiferencia enamorada.
Y, con esa seriedad con que suelo reírme solo, pienso que es el hijo que viene el que me ha preñado de energía.
Amo a un desconocido.
Amo y soy poderoso por un tipo del que no hay mucha información.
Pienso que estará hecho de lo mismo que Mateo y que Simón y debe tener algo del resto de las gentes que andan por ahí. Hecho de una fuerza abstracta que viene como lava, rodando incandescente cuesta abajo por el tiempo.
De un magma que luego inventará sus formas y elegirá su color propio al afirmarse.
De una luz que hará sombras y reflejos, a su modo, cuando toque. Una voz que tendrá ecos y sentidos a los que otros prestarán, alguna vez, oídos.
Por ahora es inasible cosa abstracta, y me pone tan optimista y hueco como el aire del camino dándome las infinitas formas del vacío.
Pues bien. Si alguna vez hay que rezar, si se trata de hablarle a eso, estoy dispuesto…
Que le encuentro sentido a la vida, al estar quieto, junto a esta lava, hablándole de
esto. Nomás que esto.