Friday, March 30, 2012

jugo

Uno vive en el mundo. Y en otro
lado.
Estás de acuerdo ¿no?
Quiero decir… yo no siento que
estoy totalmente en la realidad.
Obviamente, lo que no está ahí
afuera debe estar aquí adentro, porque
no se me ocurre qué más pueda haber.
Mi acá adentro incluye la
realidad, es decir, todo lo que sé sobre la realidad y los sentimientos que me
genera y mi imaginación, mis miedos, mis amores. Todo el mundo exterior se
puede destruir y mis amores seguirán vivos.
Y a la vez todo mi adentro es
parte de la realidad. O sea que se contienen mutuamente.
Ahora lo que pasó es que me subí
a un avión y explotó la realidad. Viste el edificio de la ópera de Sidney.


Bueno, es como si yo hubiese cortado una naranja
por la mitad y se me transformaba en eso. Me explotó la naranja. Se me
multiplicó la realidad. Estoy ebrio de Asia. No me cabe. Hay mucha gente que no
conozco. En un solo país hay más del triple que en los más de veinte países de las
Américas juntos. Mi cerebro tiene la
forma de dos medias naranjas. No me cabe la Opera de Sidney. Estoy chorreando jugo.

Monday, March 26, 2012

Cuento chino

En mi primer día libre después de terminado el curso en Tenaris de Beijing tomé un tour para ver la muralla China y las tumbas de los emperadores. Entre uno y otro los guías nos llevaron a lugares de interés (interés de que compremos). Vimos cómo se trabaja el jade (jade joder !) como se hacen los jarrones chinos, cuáles son las variedades de té y como se trabaja la seda. Todas las visitas muyinteresantes. Cuando me pasaron a buscar noté que la guía iba a hablar la mitad en chino y la otra mitad en inglés porque éramos un grupo mixto a pesar de que yo expresamente había pedido un grupo de todos anglófonos y eso me habían prometido. Hice notar el asunto y hubo conversaciones durante 20 minutos que incluyeron lágrimas de la guía. Resuelto amsitosa y satisfactoriamente el tema fuimos a la muralla. Dos día más tarde me duelen aún las piernas. Acostumbrado a subir los siete pisos de mi oficina con frecuencia, me jugué y subí hasta el punto más alto que implicaba como una hora de trepar escalón tras escalón. Me hubiera gustado ver alguna parte de la muralla que no estuviese reconstruida y mantenida como esta, pero están cerradas al público. Era tan parecida a las fotos que a uno mismo le daba sensación de ser foto.

En la casa de te caí en la tentación de comprar una tetera de piedra muy linda por la simple razón de que en la tapa tiene, como manija, una rana. Podría decirse que uno pone agua caliente adentro y que cuando saca la tapa la rana está saltando. Pienso realizar una solemne ceremonia en la consultora y convidarle te chino de esa pequeña tetera a quienes crean el la sagrada religión Intéligis y su Dioses, el sapo Pepe, la rana René y sus profetas de los últimos días: Mobius, Gore, Nelson, Donovan, Brandi y compañía.

Lo de la seda fue súper interesante. Vimos lo delgado de la fibra que produce el gusano. Se corta con cierta facilidad, por eso se los hila de a ocho para hacer las madejas que luego van al telar. Me encantó ver que un capullo se puede abrir y estirar (lo hicieron delante de nosotros con ayuda de quienes observábamos, tirando cada uno de una punta) hasta ponerlo en el marco del tamaño de una cama doble con lo cual luego de encimar muchos se logra un cubrecama de características muy interesantes: liviano, abrigado, sin desprendimientos que provoquen alergia… Pero no compré. Me dio la sensación de que si empezaba a dejarme seducir tan temprano iba a volver pobre a casa.

De la belleza de los jarrones no puedo ni empezar a hablar. Desde chico un jarrón chino me ha parecido siempre una ridiculez insoportable: fea, incómoda, inútil y a punto de romperse. Pues ya no soy un chico. No son de cerámica ni porcelana como yo creía, sino de cobre al que luego se le pegan dibujos hechos de alambre de cobre que en el horno se funden a la pieza. Los contornos que quedan se llenan de pinturas que al fundirse en una nueva horneada se cristalizan. La cantidad de veces que el coso val horno es interminable. Lo minucioso del trabajo es un caso más que merece el calificativo de trabajo chino.

Bueno, para no aburrirlos más salto al segundo día, Domingo. Ya un poco más descansado y con el optimismo de desayunar temprano salí a caminar. Destino final: un almuerzo previsto con Santi Diaz, quien me fue referido por Ana Muños, la argentina que vive en Barcelona pero está especializada en China y que iba a ser una pata de nuestro proyecto China. Santi, casualmente, trabaja para Arcor desde hace menos de un año, vendiendo en la mitad de China. Vive acá hace seis, tiene treinta y uno, estudió relaciones internacionales y después hizo un MBA en Chino en China. ¿Qué tal? Su padre era el cantante de Pintura Fresca, un conjunto de rock de los setenta que se desarmó cuando en un accidente murieron tres de los cinco.

Lo primero que hice al salir del hotel, tipo nueve de la mañana, fue meterme en un parque público como el Club de amigos y gozar de lo que parecía un documental de la felicidad del ciudadano Chino: partidos de futbol en canchas sintéticas ( no me animé a pedir colada) partidos de tenis, padres jóvenes con sus únicos hijos legales permitidos remontando barriletes o paseando en carritos o pateando pelotas. Un señor tocando un disonante violín primitivo con una mujer que cantaba a la par. Gente haciendo tai-chi. Y nadie me hablaba.

Caminé más de tres horas para llegar al punto de encuentro con Santi. Por todos lados edificios altos y edificios en construcción, pero entremedio casitas pobres donde arreglan bicicletas hechas mierda o lavan autos o venden verdura o se acumula basura. Y también terrenos con árboles frutales pelados por que estamos saliendo del invierno y hace mucho frío todavía. De solo recordarlo acabo de estornudar. Es como si la ciudad hubiera crecido hasta Escobar y todavía hubiera mezcal de fábricas, cultivos, villas y rascacielos.

Al lado de las torres se ven aún chimeneas de industrias, algunas todavía echando humo frente a la ventana de la señora Wo.

Tras casi cuatro horas de caminata me encontré con Santi en una especie de Shopping/plaza seca en que edificios de cuatro pisos incluyen a Addidas, Apple, Starbucks, cines y marcas de primera con un diseño y calidad que no vi en Nueva York.

Luego de un buen almuerzo se nos sumaron dos mexicanos, Alejandra y Paco. La pasamos genial. Al final fuimos al cine a soportar John Carter en tres dimenciones (me vino bárbaro sentarme un rato). La película trata de un tipo que súbitamente se ve transportado a Marte y envuelto en complicadas situaciones con marcianos. Nada más parecido a lo que yo siento en este momento. Como encima era para ver con los anteojos esos, me vi inmediatamente atrapado por las tres demencias: quién soy, dónde estoy, qué mierda estoy haciendo acá!? No me ha abandonado nunca desde mi llegada una sensación de irrealidad que de a ratos me hace hablar solo. Por ejemplo voy por la calle y digo “China la puta madre quien hubiera dicho” y nadie me contesta. Como dijo el famoso Gato Ortega de Ecuador, "Loco estaría si no me contestaran" cuando lo acusaron de hablarle en noches de borrachera a lso retratos de sus padres. Lo cierto que a mi nadie me contesta. Al punto que no estoy muy seguro de haber venido.

Al final del día Alejandra quería comprar una valija y yo también asíque fuimos a regatear y ahora tengo algo más como la gente porque la que me mandó el ministerio de logística de la república popular de Steinvillalba se me estaba desarmando, tenia las ruedas salidas y había que arrastrarla con tractor.

Lo interesante del asunto es que Santi es un muy buen tipo, inteligente e inquieto con capacidad de realizar en China. Su función es venderle, en chino, Bonobón y Tofi a distribuidores de alimentos. Te imaginás…

Se interesaron por lo que les conté y están organizando un grupito (ya sumaron 5) para que les de una charla esta noche. Uno de los presente s va a ser Javier, muy amigo de Santi, que es el director de la cámara argentino/china de Beijing e hijo del director de la de Buenos Aires (es una dinastía). A medida que se iba armando este entusiasmo yo les explicaba que el proyecto China había ido a parar al freezer porque del BRIC habíamos optado por Brasil y que no dábamos abasto para encarar tanto proyecto. Pero viste como son esas cosas… La táctica femenina de hacerla difícil seduce hasta al destino. Cada vez que él me decía lo que tenés que hacer acá es tal y tal cosa yo le respondía si yo hago algo acá mis socios me hacen el harakiri. Lo único que podría yo hacer es encontrar un aliado que haga todo acá y que nos traiga el negocio servido. Cuando me preguntaron si pensaba volver pronto a China respondí que quizás esta fuera la primera y última vez. Porque cuando uno está acá parece tan fácil estar… pero lo mismo me pasó cuando me interné tres días en el medio de la selva amazónica para convivir con los shuar. Y lo cierto es que no volví y dudo que lo haga.

Pienso mucho en todos ustedes que viven en un lugar tan lejano, que duermen cuando hay sol, caminan colgando de la Tierra y que mantienen vivos y avanzando todas las cosas que nos interesan. Les escribo con mucho gusto, pero a veces sospecho que se puede poner un poco pesado tanto renglón en medio de un día de trabajo. Pero no se preocupen… es opcional… no va al examen.

Un abrazo

Boy En Lai

Honorable Chau Fran de la dinastía Ing (y asociados)

Sunday, March 25, 2012

El arte y la pregunta


Messi jugó un partido en Japón, hace un tiempo, que vuelve a mi memoria cada tanto. Algo que pasó ese día me llamó la atención y admito que en los demás detalles

puedo cometer más de un error pero no creo que afecten a la esencia de lo que quiero contar. Cuando el ojo lee un texto sólo está nítida una palabra o una frase a la vez, el resto de las letras de la hoja aceptan su rol secundario fundiéndose en un segundo plano de indiferencia. Me parece que era una final contra el Santos, en que el Barcelona ganó por afano. Una marca japonesa de autos auspiciaba la copa. Obviamente debe haber sido Toyota. Por contrato, seguramente, el auspiciante tenía derecho a una entrevista con la figura del partido, que tuvo que dejar de saltar y cantar con sus compañeros españoles para entrar en un salón donde unos japoneses de traje, tímidos, que hacían repetidas y cortas reverencias y no sabían dónde pararse, lo recibieron con sonrisas más dignas de un programa para amas de casa a la hora de la siesta, entre autos esmeradamente pulidos y brillantes. El espectador descubría con sorpresa que no eran periodistas especializados sino funcionarios de la empresa automotriz. Contrastaba la soltura física de Lío con la incomodidad oriental. Parecía que no tenían nada ensayado, que no sabían quién iba a hablar. No terminaban de decidir dónde se pararía cada uno para esos pocos segundos de inmortalidad a los que estaban sintonizados cientos de millones de televisores en todo el mundo. Se miraban entre ellos como adolescentes a quienes sorprende una cámara por primera vez. Finalmente uno se animó a disparar una pregunta en japonés, y no cabía duda que la decía por que no se le ocurría otra cosa. Lionel esperó que una mujer tradujera. Por detrás de ellos se veía en el campo de juego a los españoles saltando. Messi había hecho tres de los cuatro goles. Incomodaba el contraste infantil entre el formal acento de las palabras japonesas y la algarabía de los jugadores bailando entre los papelitos que flotaban en el aire de la cancha, allá atrás.

La pregunta era: “¿Que va a hacer cuando no pueda jugar más al futbol?”

Con toda espontaneidad Messi contestó que no sabía, en tono un tanto despectivo, como insinuando que era una pregunta desubicada, agregó que eso lo iba pensar cuando llegara el momento, mientras se daba vuelta y los dejaba con el micrófono en la mano. Ahora me voy a festejar con mis compañeros, fueron sus últimas palabras antes de desaparecer.

El Clarín tituló la nota en su página Web, “Messi deja plantado a periodistas japoneses. Mirá el video”.

No lo quise ver de nuevo. Prefería evitar que las circunstancias formales interrumpieran la idea que el hecho había sembrado en mi alma. Que los árboles no me dejaran ver el bosque. Que la risa del público me impidiese llorar.

Meses más tarde he descubierto por qué.

Disfrazado de estúpido, un japonés había hecho el mejor reportaje deportivo de la historia. La única pregunta que vale la pena hacerle a un deportista genial. Había tocado la trascendencia.

Todos sabemos que está contento por el triunfo. Todos sabemos que lo alegra haber hecho tres goles pero que lo importante es que el equipo ganó. Todos sabemos todo lo que van a preguntar y contestar todos en cualquier deporte en que, de ante mano, se sabe que unos ganan y otros pierden y que ambos querían ganar. Pero no me quejo de la repetición ni de la obviedad porque no me quejo tampoco de que el sol vuelva

a salir o de que mi mujer me sonría otra vez. La cuestión no pasa por evitar la mediocridad del periodismo deportivo sino por la maravilla de haber logrado una pregunta que estuviese a la altura de la calidad de las jugadas de Messi.



¿Qué hay más allá?

¿Qué piensa,

un hombre capaz de hacer eso que acabábamos de ver, que puede haber más allá de eso?

¿Existe la vida después de la muerte?

¿Y después de eso que hace Messi, de qué se puede hablar?

Olvidemos que es fútbol. Pensemos en un ser que domina un arte y lo ejecuta de manera en que cientos de millones de personas gritan de asombro al mismo tiempo. Una persona que en la práctica de su arte supera la imaginación de los demás.

No puedo imaginarme lo que ocurriría al terminar esto que estoy escribiendo si yo pudiera escribir como él juega al fútbol. Quiero saberlo.

La bellísima paradoja es que el pimpollo Messi no sabe la respuesta.

Ni entiende la pregunta.

No le estaban preguntando si se iba a dedicar a las finanzas,

a ser director técnico o embajador de la cruz roja.

Tras haber logrado el contacto con eso que permite ser Messi ¿como se sigue?

Dios puede hacer preguntas que él no puede responder.



Podría adoptarse la posición diametralmente opuesta: El juego de Messi es una rspuesta absoluta. El que no entiende sigue preguntando. La unica reacción admisible a su juego es preguntar estupideces.

Friday, March 16, 2012

Ve y Nada

De Qatar a Singapur me toca de compañero un hombre
cuarentón, atlético y de buen aspecto que se crió en California cerca de donde
hice mi intercambio estudiantil. Vivió también en China y en varios otros
lugares exóticos. Fue periodista del Wall Street Journal para quienes entre
otras cosas investigó las actividades terroristas. Las vueltas de su trabajo y de
la vida lo llevaron a comprar una computadora que dejaron los de Al Qaeda
cuando huyeron a las montañas luego de las torres gemelas. La CIA, el gobierno
Chino, su hija discapacitada, y otros factores que afloran en su verborragia
hacen que la historia sea fascinante y que se relacione con la captura final y
muerte de Ben Laden. En este momento duerme y sus ronquidos parecen desmentir el
vértigo de su vida.
Contra todas las sensaciones de mi cuerpo (para el que
recién empieza la noche) aparece el alba por la rendija de la ventanilla cerrada.
Usando la manta como capucha para que la
luz no invada la cabina abro la ventana para ver. Estamos entrando en La India.
Mierda! Una cordillera agrietada recibe el sol del amanecer con sus arrugas de
vieja sabia y misteriosa. Qué poderío majestuoso en la tierra de un pueblo que prefiere no matar
animales! Qué soberbia de montañas en el país de Gandhi. Y como para demostrar
que no hay poderes eternos, de la montaña inalcanzable se pasa a la meseta, a
un dique que contiene las aguas de un río, y a la llanura. Algo muy distinto
hay en la forma en que las parcelas se ordenan a la vista del que vuela. En la
Argentina es diferente. Me vuelve el olor a la comida india con sólo ver esas formas,
ordenadas y desalineadas a un ritmo
milenario de hambre, trabajo y arroz. No se alcanzan a divisar, desde esta
altura, los que las labraron con el
músculo, el sudor de la vida, los dioses
y la muerte. La tierra sin ellos se muestra herida y vencedora, vejada y
permanente, modificada y silente, con aire de obediencia, con la llaneza de la
foto vieja.
Trato de interpretar el dibujo del campo arado. Pretendo explicarlo,
relacionarlo con las caras de Indios que vi, con su comida picante, con la ropa
y la arquitectura, pero es cierto que a esta altura, si me miento ya no me creo
como antes, y me siento un poco tarado con solo tratar de hacerlo.
Pero entre el vino, y el yanqui, y las millas recorridas, y
la soledad que de espinas saca serias conclusiones, me entra en la mente un
vientito lleno de sombreros buenos; “mierda!” Se me escapó de nuevo. Pero en el
ruido del avión nadie oyó. No entiendo
el campo repartido, no entiendo el lenguaje de ellos, no entiendo su religión…pero
soy mucho más rico que eso: entiendo que no hay un hilo que explique y deje tranquilo al que busca de verdad.
Hay infinitos hilos. Un ócéano! Zambullite! Andá a nadar.

Thursday, March 15, 2012

Doha, Qatar y más allá la innundación

Estoy en Doha (Qatar) que es una de esas ciudades hechas de petrodólares. Me han alojado en un hotel cinco estrellas y me tratan como si fuera el sultán de Brunei. Al demorarse el vuelo por mal tiempo en Brasil, tuve que esperar 5 horas en Ezeiza y perdí mi conexión en Qatar con lo cual salgo 24 horas mas tarde y haré un tour de la ciudad mientras espero. Entre que volé en primera a todo lujo árabe, me tratan como si fuera Frank Sinatra, la confusión del cambio de horario, y que no funciona la mitad de mi cerebro (mi celular), estoy en un trance psíquico como si un tornado me hubiese arrancado la personalidad y me fuera paseando por las vidrieras de un shopping de vidas alternativas. Es muy extraño que la gente te trate como si fueras muy importante sin conocerte. Hay mucha gente en Qatar que se dedica a hacerte eso. Me mandaron desde el aeroputo al hotel en un ómnibus que en vez de asientos tenía sillones de terciopelo. Iba yo sólo. Hasta el bus me acompañó una señorita para que yo no tuviese que cargar por mi mismo mi…pasaporte. Cuando bajé a desayunar se me acercó un representante del hotel ver si necesitaba algo y en su actitud quedaba claro que si no lograba mi felicidad absoluta sería ejecutada al amanecer en el desierto árabe. Sin embargo… estamos acá reunidos los que estamos en Qatar, por una especie de azar que se llama petróleo. No creo haber tratado conalguien que sea de acá. De Sri Lanka, de Libia, de India, de dónde le pidas…pero se les ve el piolín que los conecta con otro lado, como a títeres. No están tejidos entre ellos y yo menos que menos. Es un país escala. Una sociedad en tránsito. Una puñalada que mata por lo superficial. Porque no queda más que proyectar la idea y destapar la obvia conclusión de que la estadía en cualquier lado es una mano de pintura.

Tuesday, March 13, 2012

trabalenguas

Si dedico todo a entender.
El problema no está afuera.
Sino en el deseo
de entender.
Compará la filosofía con el estornudo.

Compará las manos con el teclado.
El hambre con la culpa.
Just another day…

Si mi vida dependiera de que el pasto dejase de crecer.

Pedime algo.
Es una forma de que yo exista…
En esos segundos antes de decirte que no.