Tuesday, May 31, 2016
Cuando se me mezclan la prosa y la rima sale una especie de pascualina con dulce de leche que cuesta tragar... tratándose de mi autor preferido (mysef) tengo un poco de indulgencia y me publico igual, pero queda advertido todo visitante que lo que sigue será leído a su propio riesgo....
quizás sea un atenuante el hecho de que intentaba narrar un hecho real .... no, la verdad que no veo cómo eso pueda atenuar nada... si encuentro una palabra mas aceptable que atenuante aviso.
Hice ocho meses de servicio militar en Comodoro Rivadavia, el
desierto, donde no recuerdo haber visto
nada vivo más que el viento.
Deambulábamos por el cuartel con uniformes verdes y birretes
en la cabeza, que parecían de fotos en blanco y negro, desteñidos por el sol y
descocidos por la tristeza.
Los borceguíes cansados de pisar piedra y arena se
resignaban al frío, y se parecían cada vez más a nosotros, esperando una
esperanza, más que sucios, fuera de foco
por la indiferencia de la distancia.
Un grupo de nosotros era un rastrojo. Oculto el carácter en
la cantidad, y bajo la visera, los ojos. De tan triste y deslucida, con tan
poco brillo o contraste, de pura opaca la imagen a fuerza de mediocridad, no
alcanzaba a destacarse para provocar ni
piedad.
Los oficiales, mejor vestidos, asemejaban billetes, los
sumbos eran monedas, y nosotros envoltorios en que se anotan la deudas.
Una noche desmentí todas estas ideas. Me tocó hacer guardia
en el puesto uno, frontera contra la pampa desierta y la inmensidad de
estrellas. El puesto era una casilla de ladrillo militar revocada de blanco y
pintada de vieja cal.
Encendí, contra el viento, un cigarro, metido en esa casucha
y a la luz de la llama vi, bajo la cal, unas líneas talladas en el barro, que
leí.
Cuatro décadas después recuerdo las letras duras que con
paciencia y trabajo tajeaban esa pintura. Un anónimo soldado dejó allí un
monumento al brillo de tantos ojos que en el montón no brillaban:
“Música por que sí, música vana. Como la vana música del
grillo… Mi corazón eglógico y sencillo, se ha despertado grillo esta mañana.”
Entre el rastrojo asoma ese día un tipo que me hace señas, sin cara, sin fecha cierta…
como una estrella fugaz… uno que me hace creer en todos y que no conocí jamás.
Monday, May 30, 2016
ja!
Se apareció en mi cuarto despanzurrado de elefante rosa y me
dijo que no se me ocurriera escribir esta noche. Apagué el televisor y bajé las
escaleras en bicicleta. Un turbante blanco me pegó en la cara cuando casi
estaba llegando y tuve que resucitar para sentarme en esta comadreja a redactar
una carta de amor.
Estoy tan seguro de que la realidad es como es que está por
caer una bomba. Mi sed no alcanza para tomarse todas las letras anteriores
asique huiré hacia adelante en un signo de pregunta. Te gustan mis
zapatillas? Te gusta alguna puta cosa?
Cuando un cadáver estuvo seis días al sol, la parte húmeda,
de abajo, es la más interesante, porque por afuera ya los flashes y el barniz
de los chimentos le han resecado la inmortalidad…. Dame vuelta. Encontrarás los números que no salen en la
ruleta… y un dedo.
Sacame de acá. Descolgá el cuadro. Pasame la sal. Desgarrate
fuerte. Soltá el corpiño.
Ja. Y vos te crees que tu vida tiene más sentido!
Sunday, May 29, 2016
El mango del hacha
Tuve que cambiarle el mango al hacha hace como… qué se yo… ya los meses y los años no tienen la forma que tenían antes… Y quedó el viejo mango junto a mi colección de bastones y se contagió de la importancia que tienen algunos de esos… y el tiempo le dio derechos… y se fue quedando.
Pero, con la obra que hicimos en la chimenea, mi mujer sacó
muchas cosas afuera para que no se llenaran de polvo… y sólo entró de vuelta
algunas. El mango quedó afuera. En la
canasta de la leña junto con algunos otros bastones que eran palos silvestres
adoptados por mí en algún paseo por la naturaleza.
Hoy puse ese mango en el fuego.
Tengo casi sesenta y dos años. A esa edad murió, o yo creo que murió, mi
abuelo. Eso puso muy triste a mi abuela. Y mi abuela era más cercana a mí que
mi madre. Pero yo era sólo un nieto y no tenía suficiente ancla para no dejarla
morir, poco después.
Veo ese mango en el fuego y me pregunto por qué lo dejo ir.
No me conozco lo suficiente para saber por qué hago lo que hago. Me la paso
preguntando. Eso me hace interesante para algunas pocas personas que no tienen
que sufrirme de cerca.
No sé qué mas decir.
Friday, May 27, 2016
Perdida en el infinito
Varios miles de millones pueden leer a Borges. De esos,
algunos son más vulnerables a que esas ficciones se les mezclen con la realidad
porque están un poco pirados. Las probabilidades de que uno de esos raros sea
un Einstein de la imaginación, en estos grandes números, supera por mucho el
cien por cien. En mis estimaciones el
número anda cerca de los setenta individuos.
El blog que me recomendó leer un amigo demuestra que al menos uno de estos raritos tuvo
la idea de continuar con la obra de la logia imaginaria de Borges que creó la enciclopedia
en que sea describe Orbis Tertius un planeta harto diferente a la Tierra.
Hay
mucho que no se entiende, o mejor dicho que yo no entiendo, de lo que escribió
el que hizo este blog, pero la parte que entendí es tan genial que me hace a
veces sospechar que lo que no entiendo es superior. Porque lo que yo entiendo es, una vez que uno
lo lee, una lógica y obvia consecuencia de lo que estamos viviendo: un
desarrollo exponencial del potencial humano. El mundo del futuro inmediato.
Hace
apenas dos o tres décadas (una pizca de días en la historia) que se difundió la
comunicación global instantánea, vía internet y celulares. Y hay incipientes
desarrollos técnicos para conectar los sistemas nerviosos de personas con
dispositivos electrónicos. Algunos afortunados paralíticos, ciegos y nerds son capaces de
combinarse con computadoras para lograr cosas que antes eran impensadas. El
paso siguiente es obvio: relacionar un cerebro con otro a través de la
telepatía electrónica. Es decir, por ejemplo, usar el celular, durante una reunión, sin que se note que lo
estoy haciendo. Otra pizca de días llevará eso a intercomunicar a todos los
cerebros del mundo. Y a permitir que elijamos y sepamos cualquier dato que otro sepa.
Podremos entrar en los archivos mentales de quien necesitemos sin perturbar su
pensamiento, aún cuando el otro esté durmiendo. Otros cerebros nos dirán, a la
velocidad del rayo, quién tiene el dato que necesitemos.
Hace
falta incorporar esa noción y darse tiempo a pensar. Porque ser casi uno, entre
todos, tendrá efectos revolucionarios sobre el lenguaje… que, como la palabra
indica, habíamos delegado por milenios a un órgano fiel pero sub óptimo llamado
lengua. Basta mira lo que le cuesta a un niño brillante dominar el habla. Basta ver la lentitud con que expresamos
las ideas a través de sonidos, palabras y sintaxis que se desarrollaron silvestremente
a lo largo de la historia, ejecutadas a pulmón. Todo eso, dice el Blog, está al
borde del abismo, se quedará en tierra, y la comunicación humana va a volar. Cómo en todas las revoluciones habrá
injusticias y sangre. Resistencias.
Confusiones. Pero el resultado es lo que resulta.
Quiero
darle al lector tiempo a pensar. Porque esta no es una idea que se asimile de
golpe. Pero permítame, el que lea, pasearlo por aventuras atroces en forma de
preguntas: ¿qué pasará con el amor cuando todos sepamos lo que se nos dé la
gana saber de lo que le ocurre al otro? ¿qué pasará con la ciencia cuando la investigación no sea un asunto
de individuos o equipos sino del planeta entero? ¿seguirán existiendo la televisión y el cine? ¿la
pintura, la literatura? ¿qué parará con los conflictos?¿cómo será la educación?
¿la vida en familia? ¿el sexo? ¿la locura, la depersión? ¿la religión? ¿la
muerte? ...¿Y la mentira...?
Me
impresionó especialmente el capítulo que
el blog dedica a hablar de la matemática. Con el tiempo pasa a ser una
disciplina casi desconocida… sólo usada por astrónomos y entidades equivalentes
a la NASA para calcular lo que no ha sido experimentado y debe ser desnudado a
la distancia. ¿Por qué? Porque, para lo terrenal, la abstracción del número es demasiado flaca… no
puede competir con la vivencia. En “Veinte vacas “ el número no agrega nada a la sensación de
estar frente a ellas, a conocer su peso, su salud, su personalidad, su sabor…. Y
todo eso se destila de la experiencia de todos los humanos que las han visto
directa o indirectamente y las han relacionado con el infinito stock de
experiencia sobre vacas que tiene la humanidad entera y que un buscador hecho
de neuronas y computadoras puede consolidar.
De la misma manera, un departamento de "ciento cuarenta metros cuadrados" es una
idea menos rica que la que obtengo al entrar en la mente de los que vivieron
allí, los que lo construyeron, los que saben imaginar cómo decorarlo o cómo
compartirlo con mi novia.
Uno
sale de ese blog sintiendo que es incapaz de percibir la realidad. Que se está
perdiendo millones de ojos, oídos y cerebros. Y que la lengua va cobrando un
valor especial. El de callar y sentir el
gusto mucho más. Para aportar la experiencia del sabor profundo a millones de conectados y hacer de esta pequeña
bola azul que es la Tierra, una unidad. Una poderosa cofradía de comprensión perdida en el infinito.
Monday, May 23, 2016
La incertiumbre
Cuando cerrás los ojos ves lo que nadie ve. Un privilegio. Debiera
alcanzar eso para aceptarse a uno mismo.
He comido, estoy abrigado. Vivo en un barrio privado
custodiado por guardias. Me son dadas las estrellas como al más pobre. Respiro.
Pero de algún lado piden. Succiona un vértigo. Y al cómodo
burgués le agarran las patas los cocodrilos.
Y mi respuesta es escribir. Describir. Arañar con letras la
piel del universo.
No me convenció la idea de la patria, ni la de la virgen, ni
la meditación…
Sobre la lija estoy desnudo, deslizándome barranca abajo, a pesar de la
cuenta bancaria, los hijos, los libros, los autos, las buenas películas que vi.
Intenté mirar con catalejos, microscopios, anteojos de sol y
tarjetas de crédito.
Caminé por el desierto. Amé. Usé perfumes. Gané alguna
carrera. Conviví con los jíbaros. Y
bebí. Hablé con gente. Estuve en
peligro.
Pero llegando al llegadero… me ves tratando de escribir.
Lejos del silencio de cerrar los ojos. Como si todavía no
fuese el momento de ser a solas.
Como si las olas todavía no se decidieran a estrellarme
contra la inmensidad.
Un carnet. Algo en el bolsillo. Un certificado de que no
somos nada. Un barco de papel. Un último brillo de puñal… nada de eso se me
ofrece.
Se me da nomás la incertidumbre como almohada.
Friday, May 20, 2016
Silvia y Florencia
Cuál es la mejor palabra para romper el blanco de la hoja.
El lector sabe que se trata de una violación, aunque sea a nivel subconsciente.
Hasta que el sol se apague.
Años.
Años después el coronel recordará la primera palabra que
cuenta al mismo tiempo su fusilamiento y los cien años de soledad que vacía las
víceras de García.
Si la primera palabra es aburrida… no es tan grave… el lector
viene con envión.
Si en el segundo párrafo ponés que el fuego del hogar es la
cremación de un ser vivo recuperás la confianza de algunos lectores. Solo de
aquellos que.
Qué es “qué”?
Hay que volver a leer y no todo el mundo tiene ganas de hacer
el esfuerzo de entender.
En esto que estoy escribiendo el protagonista es el escritor…
y está sufriendo y queriendo terminar de una forma redonda como se le exige. No
siempre la inspiración soluciona todo.
Hay veces que la musa está con la regla.
La obvia solución es no escribir ese día. Pero qué es el
escritor sin un día. Nada.
Y el escritor que también es lector dice boy a vencer. Voy a
superar el vacío. Florencia y Silvia me van a seguir a donde sea que me lleve
esto. Y de golpe no me siento solo.
Thursday, May 12, 2016
Como cuando era chico
He dejado de comer.
Al carcelero no le importa.
Ni se entera ya que mis compañeros devoran mi ración.
La aventura de la muerte me ha resultado súbitamente, en un
amanecer, mucho más interesante que la rutina de la vida en cautiverio. En un
segundo me ha parecido obvio que si Abraham y Sócrates y Julio Cesar y Napoléon ya están de ese lado y lo aceptaron, no tenía
mucho sentido que yo me resistiera. Veo a mis amigos del alma comerse mi ración con avidez y me debato suavemente
entre dos ideas: la primera es que no
han entendido lo breve de la vida a la que se aferran y la segunda …ay … me cuesta admitirlo... la idea de que debe haber un sentido en el
feroz instinto con que se agarran a esa
pasajera vida.
Seguramente a alguien le interesará saber quién encerró y en
cierta manera mató al que morirá cuando yo muera. Alguna jerarquía que la edad
confiere al que no comete muchos errores me han dado cierto reconocimiento social
contemporáneo y quizás tenga mis quince minutos de fama post mortem.
No recuerdo a mis verdugos. Unos jóvenes me arrancaron de mi
casa. Pero supongo que ni me conocían.
Me está matando una máquina sin caras a
la que es difícil odiar si uno se sincera.
El hambre es muy doloroso
los primeros cuatro o cinco días. Después es una gloria.
Quien quiera entender lo que digo
deberá agacharse. Desde la altura del hombre en pie no se puede entenderme. Acuéstese si quiere entenderme y sienta cómo el
horizonte viene a taparlo de tierra para que la vida siga. Tome usted conciencia de
que las horas no son nada, ni los años ni los siglos.
Con el hambre de diez días ya el
cuerpo, flaco como un cuchillo, es
invencible y el alma mira desde los pájaros.
Cabe pedir perdón por esta soberbia…
pero, ateo como soy, me siento cerca del cielo, y viendo lo que veo desde
arriba…. nada de lo que tuvo sentido lo
tiene ahora.
Si tuviera un alto parlante le diría
a todo el mundo que dejaran de pelear…. Pero ya no tengo ni fuerza para
levantarme…. Ya no sé por qué estoy acá… ya no siento culpa.
La vida ha vuelto a ser simple como
cundo era chico.
El Seco en la Rioja
La gente viene porque necesita nafta.
Saludan, algunos.
Y se van con nafta en el tanque.
Ninguno de ellos se entera que el Seco tuvo un nieto a los
cuarenta. Le dan propina, algunos.
Ni que renunció esta semana… porque los atiende otro y lo
que quieren es nafta.
Renunció porque se va al desierto de la Rioja a morir.
Ya le duele mucho y decidió no hacer quimio.
La gente suele morir en hospitales. Pero él nunca se olvida de ese campo triste
que vió desde el micro cuando viajó a visitar a su tía a Catamarca. El quizá
confunde un poco esa triste soledad
desierta con su madre, no de ignorante sino de… no encuentro una palabra. Nadie sabe más que él sobre su decisión.
Se puede ser ignorante y místico.
Cuando uno se acerca a la muerte, su madre muerta y un
desierto pueden tener algo en común…. El silencio de la bienvenida. El dolor, que reaparece y se calma,
resucitado por el reencuentro. La aridez de dejar de moverse con los ojos
abiertos. El vuelo de los pájaros en la nada.
El seco miraba la televisión…. Pero los noticieros no van a
contar como se bajó en el medio de la nada y caminó entre las matas durante un rato insignificante (porque a
pesar de haber sido dos horas y media ya nada era significativo alejado de alguien que
pudiera registrarlo) finalmente se acostó en un lugar que estuvo milenios
esperándolo, y sintió dolor y sed y duda.
Duda: Nadie deja la
vida sin dudar.
La lógica del optimismo
Me levanto lleno de optimismo.
Un optimismo absurdo.
Porque nada ha cambiado.
Pero ¿vos qué harías? ¿Rechazarlo? ¿Devolverlo al fabricante porque no corresponde?
Nah…
Le damos la bienvenida…
Un poco de culpa metodológica me agarra… ayer decía que Jesús era un boludo por resucitar a Lázaro y obligarlo eventualmente a morirse de nuevo… hoy no puedo aceptar el optimismo sólo porque apareció y no cobrarle las facturas de todos los suicidios.
Pasé horas sufriendo… y ojo que una hora de sufrimiento no es una hora de reloj. Y ahora porque salió el sol ¿voy a dejar pasar todo?
No sé ante quien, pero tengo vergüenza.
Y por lo tanto voy a usar esta alegría de sábanas recién lavadas y secadas al tibio viento soleado para corregir el universo.
Voy a sufrir esta energía de luz al servicio de los que sufrimos siempre de noche.
Por dónde empiezo: los niños con síndrome de down, los presos, el cambio climático, los que se quejan de noche en las camas del hospital, la educación, la belleza, el cáncer de mama, las especies en peligro de extinción, los que tienen miedo, la maravilla de bailar que algunos no conocen y debieran conocer lo antes posible, el tao, los baches de las calles que rompen los neumáticos de esforzados taxistas, la física cuántica que nos está por revelar la casa del vecino universal, la música que todo puede en su espacio sin cadenas, los elefantes y las ballenas, las tortugas, los dibujos de Picasso, las plantas curativas que conocen los jíbaros, los clásicos de la literatura griega y romana, mi vecino que sufre, las 54 lenguas indígenas de Guatemala que se están por perder, las villas miseria donde el paco destruye las explicaciones, las fábricas de gaseosas que inyectan azúcar , sal y cafeína en las venas de sus amigos, la poesía que me guiña un ojo, mis hijos que son poesía, la aventura espacial que nos saca del mundanal ruido, el amor de mi gata siempre incierto, la calle que se abre mil veces ofreciéndome romper la rutina, la velocidad que me habla en secreto de pecados, el alcohol que da y quita y le sale una jorobita, los deportes y el ego y el fuego y el mar y la meditación y el sexo y el amor y el espejo y las letras del teclado y la hoja en blanco y el hacer pis, y dormir y quedarme quieto escuchando.
Un optimismo absurdo.
Porque nada ha cambiado.
Pero ¿vos qué harías? ¿Rechazarlo? ¿Devolverlo al fabricante porque no corresponde?
Nah…
Le damos la bienvenida…
Un poco de culpa metodológica me agarra… ayer decía que Jesús era un boludo por resucitar a Lázaro y obligarlo eventualmente a morirse de nuevo… hoy no puedo aceptar el optimismo sólo porque apareció y no cobrarle las facturas de todos los suicidios.
Pasé horas sufriendo… y ojo que una hora de sufrimiento no es una hora de reloj. Y ahora porque salió el sol ¿voy a dejar pasar todo?
No sé ante quien, pero tengo vergüenza.
Y por lo tanto voy a usar esta alegría de sábanas recién lavadas y secadas al tibio viento soleado para corregir el universo.
Voy a sufrir esta energía de luz al servicio de los que sufrimos siempre de noche.
Por dónde empiezo: los niños con síndrome de down, los presos, el cambio climático, los que se quejan de noche en las camas del hospital, la educación, la belleza, el cáncer de mama, las especies en peligro de extinción, los que tienen miedo, la maravilla de bailar que algunos no conocen y debieran conocer lo antes posible, el tao, los baches de las calles que rompen los neumáticos de esforzados taxistas, la física cuántica que nos está por revelar la casa del vecino universal, la música que todo puede en su espacio sin cadenas, los elefantes y las ballenas, las tortugas, los dibujos de Picasso, las plantas curativas que conocen los jíbaros, los clásicos de la literatura griega y romana, mi vecino que sufre, las 54 lenguas indígenas de Guatemala que se están por perder, las villas miseria donde el paco destruye las explicaciones, las fábricas de gaseosas que inyectan azúcar , sal y cafeína en las venas de sus amigos, la poesía que me guiña un ojo, mis hijos que son poesía, la aventura espacial que nos saca del mundanal ruido, el amor de mi gata siempre incierto, la calle que se abre mil veces ofreciéndome romper la rutina, la velocidad que me habla en secreto de pecados, el alcohol que da y quita y le sale una jorobita, los deportes y el ego y el fuego y el mar y la meditación y el sexo y el amor y el espejo y las letras del teclado y la hoja en blanco y el hacer pis, y dormir y quedarme quieto escuchando.
Al próximo optimismo le voy a capar la lógica.
Sunday, May 08, 2016
Corriente arriba
Caminar junto al arroyo, corriente arriba, lo lleva al hombre, por un atajo, a la
soledad. El tipo va en silencio y no se sabe qué ocupa su mente, ni qué va a hacer. Tal vez esté pensando que el agua obedece y él no. La gravedad, las
pendientes y los obstáculos dan forma a la conducta de este río permanente,
mientras que sus piernas empujan contra el leve declive, en cada paso, como un tartamudo
debate contra dios.
Tal vez llegue en un par de horas a la ruta. Media hora antes
de llegar ya oirá, si pasa, el largo
rumor de algún camión. Quizá al llegar doble
hacia los cerros que ahora, fuera del monte,
se ven con claridad en el horizonte. A una hora y media está el campamento de los que
hacen el tramo nuevo de asfalto.
El sereno de la estación de vialidad suele estar sentado
en el portal de la ruta, en musculosa, mate
en mano, cuando se va el personal. Ahí
le da de comer al perro, escucha la radio y se manda a guardar cuando empieza a
obscurecer.
Cuando aparezca el hombre, del lado del viento, quizá ladre el perro. Y a la distancia el
sereno no reconozca, en la silueta que se acerque, a nadie conocido.
De más cerca tampoco, pero es posible que, en la luz del
atardecer, note una manga y el frente de la camisa blanca muy manchados de sangre.
Quizá el sereno considere ir a buscar la escopeta, pero sólo
apague la radio.
No es lo mismo hablar con un desconocido cualquiera que
hablar con uno manchado de sangre. Es posible que se saluden de la forma más
formal, en el medio de la nada.
- ¿Una pala de puntear? – posiblemente repita con cuidado el sereno y el otro sólo confirme con la cabeza, la boca medio abierta como el que está muy cansado y el labio inferior hinchado por el sol.
Por ahí el sereno recurra a las excusas típicas de entidad pública sobre quien tiene
la llave y la firma y el inventario.
Y qué pasa si el hombre sigue su camino hacia los cerros y
nunca más se sabe de él.
Wednesday, May 04, 2016
En el Epacio
Chaitri es nacida y criada en una estación espacial y habla
de “caer” o “subir” como los ciegos dicen “nos vemos más tarde”. Cuando tenía cuatro años el padre le preguntó
un día ¿qué es abajo? Y dijo: los dedos de los pies. Cuando tenía once llevaron a la estación una nave de simulación de gravedad por fuerza centrífuga
y al principio se reía pero inmediatamente se sintió mal y vomitó. No quiso
volver a probar.
Sus padres han retomado la tradición de sus ancestros y le han
elegido marido, brahmán como ella. Es un tipo de más
de veinte, que todo el mundo llama Sid porque la prensa lo apodó Sidharta. Es
hijo de astronautas, y ha estado en otra
estación espacial durante los primeros seis meses de su vida y sigue la carrera
de sus padres. Se hizo famoso por adivinar el número de un dado más de un sexto
de las veces que era arrojado, en un programa de ciencia de la televisión. Dice
que no puede explicar cómo lo hace pero invariablemente y con cualquier dado,
acierta casi en un cuarto de las oportunidades.
Confederaciones de organizaciones de derechos de los niños y
de derechos humanos han solicitado que se traiga a Chaitri a Tierra, pero ella
no quiere “bajar”.
Sid tiene como hobby el motocross y muchas motos con las que
también se desplaza por las calles. Sabe que los automovilistas no tienen
suficiente conciencia de que las motos existen y que son peligrosos.
Cuando Sid visitó a Chaitri por primera vez, se enamoró
inmediatamente, contra todas las previsiones. Recordemos que el cuerpo de
Chaitri y sus facciones están, digamos, “estilizados”
por la falta de gravedad. Pero Sid y ella tuvieron una conexión espiritual
fulminante. La visita duró apenas una semana y a Sid le costaba mucho
despedirse.
Al partir le contó una anécdota de su vida: Iba con el auto
por una avenida de una vieja ciudad europea. En un semáforo había una
flecha para doblar a la izquierda. Tuvo
que detenerse y esperar porque la flecha
estaba roja. Temió que los que venían detrás de él no advirtieran que se iba a
detener en el semáforo porque este estaba verde para los que querían seguir
derecho. Sacó súbitamente el brazo para
hacer señal de doblar a uno que, por el espejo retrovisor, vio venir un poco demasiado rápido tras él. De frente a Sid , en la dirección contraria venía una moto que para
pasar a un auto se había cruzado un poco la línea que dividía la avenida al
medio. Al sacar Sid la mano casi le pega al motociclista en la cara. Y este tuvo
que frenar súbitamente y dejar pasar al auto que quería superar. El italiano que iba al volante le gritó un
insulto a Sid en el momento de eludir su brazo. La frenada quizás encontró una
mancha de aceite… La moto patinó y el
hombre fue arrollado por un camión de un correo privado. La luz
cambió y los autos que venían detrás le tocaban bocina así que decidió avanzar y volver inmediatamente después al
lugar. Pero la calle lo llevó inexorablemente a una autopista que no le dio
oportunidad de salir por una larga distancia, y cuando logró bajarse no supo
encontrar el camino de vuelta en la irregular grilla de las antiguas calles. Estaba muy nervioso y convencido de que el
motociclista había muerto. Cuando finalmente llegó al hotel no pudo dormir en
toda la noche. No hacía más que pensar que la última imagen vista por ese
hombre había sido su cara, y que había muerto convencido de que él había intentado agredirlo por estar unos centímetros fuera de su carril. Más que la muerte
le parecía insoportable la irrevocable incomunicación. Chaitri lo escuchó en silencio con sus ojos negros y profundos clavados en su cara.
Ella no quiso preguntar el motivo por el cual le contaba eso
al partir. Quiso que hubiera entre ellos desde el principio ese abismo de
incomunicación que a la larga sería inevitable.